Israel afirma que el plan de posguerra para la Franja de Gaza, cuyos detalles se desconocen, se implementará pronto ya que la ofensiva militar iniciada en octubre pasado está próxima a completar su objetivo de destruir militarmente a Hamás, pero las tropas siguen regresando a lugares que ya daban por conquistados ante el reagrupamiento de las milicias islamistas.
«Estamos acercándonos hacia la fase final de la eliminación del ejército terrorista de Hamás», afirmó ayer el primer ministro, Benjamín Netanyahu, en un tono triunfalista que fuentes militares y de seguridad tratan de evitar.
Junto con el ministro de Defensa, Yoav Gallant, y el Comando Sur del Ejército, Netanyahu mantuvo una «evaluación de seguridad» esta semana para abordar la preparación de la «fase C» de la guerra, que implica el fin de la incursión terrestre y la transición a una estrategia militar centrada en «redadas selectivas basadas en inteligencia».
Las tropas israelíes tienen el control táctico de Rafah, extremo sur del enclave, incluida toda la frontera con Egipto, desde que emprendieran a principios de mayo la operación en esa zona, último bastión de Hamás donde había entones 1,4 millones de desplazados.
Sin embargo, en esa reunión de seguridad, el Ejército sugirió a Netanyahu evitar hablar aún de posguerra -algo que ha repetido varias veces últimamente-, y le pidió hasta finales de julio para completar la operación en Rafah, concretamente para desmantelar los túneles restantes; y cumplir con la misión de dar con todos los secuestrados, vivos y muertos, según filtran hoy medios hebreos.
«Hamás es un enemigo muy difícil de dominar», afirmó a EFE Pnina Sharvit, coronel retirada del Ejército israelí e investigadora del Instituto para los Estudios de Seguridad Nacional (INSS) de la Universidad de Tel Aviv. «La estrategia de ir limpiando áreas dentro de Gaza para destruir las capacidades militares y de gobierno de Hamás, creo que no está funcionado».
Problemas en la ofensiva militar
De hecho, el plan militar israelí ha mostrado una fisura fundamental: la necesidad de retomar la ofensiva militar en áreas de donde ya habían expulsado a Hamás y declarado bajo control. Las tropas israelíes operan desde el pasado jueves en Shujaiya, un barrio en el sureste de ciudad de Gaza donde ya acometieron una dura incursión en diciembre y adonde tuvieron que retornar en abril.
Lo mismo ha ocurrido con los barrios gazatíes de Sabra o Zaytun, donde han regresado hasta en tres ocasiones; el campo de refugiados de Yabalia, o la ciudad de Beit Lahia. Hoy mismo, el Ejército ha vuelto a bombardear Jan Yunis, ciudad de sur donde la ofensiva terrestre se prolongó casi cinco meses hasta abril, después de ordenar anoche la evacuación de varios barrios, donde hay unas 250.000 personas.
«La Franja es una zona muy densamente poblada y hay todo un mundo subterráneo en el que Hamás sigue operando. Aunque el Ejército está cosechando éxitos en desmantelar sus capacidades militares, es imposible reducir a cero su capacidad de cometer ataques», explica Sharvit.
Para Guy Aviad, experto en fundamentalismo islamista, la situación en el terreno es «un complicado atolladero», porque el Ejército está repitiendo «las mismas redadas y operaciones en los mismos lugares una y otra vez».
El experto cree que Gaza funcionará como ocurre desde hace décadas en Cisjordania ocupada, donde el Ejército acomete «redadas casi de forma rutinaria». «Gaza será parecido pero más complicado porque el ala militar de Hamás allá tiene munición mucho más sofisticada», indicó a EFE.
El futuro de Gaza
Al margen de la dificultad para derrotar a Hamás militarmente, el plan de posguerra debe definir quién asumirá el control gubernamental y civil de la Franja. Netanyahu no solo quiere a los islamistas fuera de la ecuación, sino que tampoco se ha mostrado dispuesto a ceder al poder a la Autoridad Palestina del presidente Mahmud Abás, y prefiere palestinos desvinculados de las facciones.
Sin embargo, en las últimas semanas el primer ministro en privado ha cedido en su postura y ha comprendido que la ANP es la única «opción realista», según fuentes de su entorno citadas en medios hebreos, en línea con los deseos de la comunidad internacional, y en particular de EEUU.
«Cuando este conflicto termine, no puede haber un vacío en Gaza (…). Hay tres hipótesis inaceptables para el futuro de Gaza: una ocupación israelí; que Hamás perpetúe su liderazgo; o el caos y la anarquía que ya estamos viendo en grandes partes de la Franja», aseveró ayer el secretario de Estado, Antony Blinken.
Pero Aviad considera que Hamás «ni ha desaparecido ni desaparecerá de Gaza». «Hamás es un movimiento, una ideología que no puede erradicarse fácilmente de la Franja de Gaza, donde más de la mitad de la población no ha conocido otra cosa», abunda. EFE (I)