
Guayaquil, Ecuador
Suele ser noticia de manera reiterada la constante falta de liquidez del gobierno ecuatoriano. Es decir, que el dinero no le alcanza para hacer frente a todos los gastos y actividades de las que debe hacerse cargo.
Los ecuatorianos debemos tener una seria discusión sobre la mejor forma de reducir el gasto improductivo. Esto es, eliminar empresas públicas que generan pérdidas. No podemos continuar utilizando el dinero que debería estar destinado a la salud, seguridad y educación para financiar la ineficiencia de empresas que no aportan verdadero valor.
Es necesario concesionar ciertos servicios públicos para mejorar su servicio, como la generación, distribución y venta del sector eléctrico y las áreas estratégicas, fomentando la libre competencia en estos sectores y la inversión privada.
Además, es vital suprimir subsidios que no llegan realmente a los ciudadanos de ingresos más bajos, como los de los combustibles. Esta eliminación podría ser compensada con la reducción de impuestos y aranceles a los sectores que podrían verse perjudicados.
Debemos encontrar, de una vez por todas, la forma de mejorar la calidad del gasto público. Los analistas se centran en buscar las formas de financiamiento del gobierno, ya sea subiendo impuestos para aumentar la recaudación, o encontrando alguna forma de financiamiento local o internacional, lo que significa impuestos futuros.
Lo que debemos tener claro es que el problema del gobierno no es “la falta de liquidez”, sino el hecho de que los políticos se niegan a bajar el gasto excesivo del Estado. El pozo sin fondo de gasto estatal no se va a resolver entregando más dinero a quienes nos gobiernan; estos simplemente van a continuar gastando de forma ineficiente y corrupta. El problema se resolverá cuando los políticos se ajusten el cinturón y se dediquen a resolver los problemas que hoy nos afectan, como la inseguridad y la falta de empleo e inversión.
Asimismo, los ciudadanos debemos empezar a exigir más libertad individual para emprender y ahorrar, lo que fomente la inversión y la llegada de capitales a nuestro país, la protección de la propiedad privada y el libre comercio, como la firma de tratados comerciales y la eliminación de impuestos y trabas burocráticas que solo entorpecen el libre funcionamiento del mercado.
Al mismo tiempo, debemos preocuparnos de que el gobierno deje de gastar más de lo que ingresa. Bien lo decía Ronald Reagan: “Cuando una persona o empresa gasta más de lo que gana, quiebra. Cuando un Estado gasta más, te envía la cuenta”.