
Un día luego de la masacre dentro de una residencia en Guayaquil, donde cinco hombres murieron y otros salieron heridos, se saben detalles sobre los ocupantes del inmueble que parecía abandonado.
«Era un tipo de guarida donde se reunían. No presentaba un aspecto como que fuera un domicilio. Había artículos de partes de vehículos, motocicletas en mal estado», dijo Rubén Acuña, jefe de operaciones del distrito 9 de Octubre.
De acuerdo con la Policía, hasta las calles Febres Cordero y Avenida del Ejército llegaron sicarios, que se transportaban en motos y un vehículo blanco. Entraron disparando contra el grupo.
Para las autoridades, el atentado se trata de una venganza por parte de una banda rival. En las paredes del inmueble encontraron grafitis de una organización criminal.

Los muertos tenían entre 30 y 35 años. En el barrio hay hermetismo, y entre sus familiares, miedo a nuevos ataques armados.
Según Ecuavisa, los oficiales piensan que utilizaban el lugar para planificar delitos como el robo, pues es el que más consta entre los antecedentes penales de los fallecidos. Pero hay más: tenencia ilegal de armas, asociación ilícita, asesinato y tráfico de drogas.