
Guayaquil, Ecuador
El 19 de junio pasado, el presidente de Costa Rica ratificó el tratado comercial con Ecuador. Este era el último paso para su entrada en vigencia, la cual ya tiene fecha de inicio: el próximo 1 de octubre. Esta noticia es excelente para todos los ecuatorianos, pues seguimos sumando naciones con las que podremos comerciar cada vez más, a precios más bajos, aumentando así las oportunidades de comercio.
Esto demuestra que, poco a poco, en nuestro país y en la región ya no hay un rechazo generalizado a los mercados, sino todo lo contrario. Una gran mayoría de ciudadanos empieza a reconocer las ventajas del libre comercio, ya que defiende la propiedad privada, la libre competencia, el mercado abierto, el comercio sin trabas, y reconoce el derecho de los ciudadanos a comprar a quien venda más barato y ofrezca la mejor calidad.
Con base en la ganancia mutua, el libre comercio mejora el bienestar, permite aumentos en la productividad, el consumo y la especialización del trabajo. La historia continúa demostrando que son los países que imponen menos obstáculos al comercio los que logran para sus ciudadanos vidas más prósperas.
Parte de las razones que explican por qué Ecuador experimenta un estancamiento económico es que aún no hemos podido eliminar la errónea creencia de que la planeación central de nuestros gobiernos, la propiedad estatal, el proteccionismo y los privilegios especiales a industrias no competitivas son supuestamente positivos para nuestra sociedad.
Pero la realidad es que la única forma de alcanzar la riqueza de los países desarrollados es crear los fundamentos legales e institucionales para los mercados, permitiendo la creación de riqueza y la generación de incentivos para que las personas lo hagan. No existe mejor sistema que el libre mercado, que facilita el intercambio de bienes y los derechos de propiedad, promueve la competencia en el mercado nacional, y concede a los ciudadanos la libertad de comerciar, aprovechar sus ventajas comparativas, su creatividad y su ingenio.
Este comercio con extraños y la división del trabajo entre desconocidos han permitido a la humanidad una rápida transformación y desarrollo, llevando paz y creando uniones entre culturas basadas en necesidades mutuas.
El premio Nobel de Economía Friedrich Hayek decía que son las ideas, en última instancia, las que definen la evolución social, económica y política de las naciones. Por lo tanto, esperemos que las ideas del comercio y la libertad empiecen a predominar en nuestra sociedad.
