
Quito, Ecuador
Más allá de analizar el trabajo de adaptación del best-seller al cine, o de comentar los bandos que se generaron en el elenco al promocionar la película, leeremos “It Ends with Us” (2024) como un producto aislado, solamente dentro de sus más de dos horas de duración. No es extraño que la película haya generado discusión, tanto por el contenido de la historia, como por la forma escogida: se trata de una denuncia acerca del maltrato dentro de la pareja, sirviéndose de decisiones poco sutiles –exceso de primeros planos, exceso de música, exceso de coincidencias– para que llegue fácilmente la moraleja. Lily, una florista emprendedora, a partir de la reaparición en Boston de su amor adolescente, se desliza por la inadvertida pendiente de una relación violenta con su esposo Ryle, exitoso neurocirujano. Son dos relaciones en las que el sexo aparece como un tema no secundario, ya sea porque fue la primera vez, o porque la otra persona afirma “ser más de la lujuria que del amor”. Mientras tanto, Lily carga con los recuerdos de un padre que, a su vez, también era violento. Entonces, ¿se puede estar en contra de una película explícitamente militante de frente a un problema social? Solo se puede “romper el círculo” –el título de la película en español– si se rompe totalmente la relación con el agresor: esa es la tesis de la historia, y esa es incluso una de las últimas líneas del guion. Quizás la problematización de esa afirmación, además de la dificultad para llevarla a cabo en la vida real, darían paso a una historia mucho más matizada, compleja e interesante. Se ha generado una conversación necesaria acerca de los procesos de una relación abusiva; se echa en falta, sin embargo, una conversación cinematográfica, más allá de los chismes de Hollywood sobre el apoyo de tal protagonista a las causas de la violencia contra la mujer. Tal vez lo más interesante sea la utilización de los flashbacks y la ambigüedad de ciertas escenas que funden al espectador con la perspectiva de la víctima: parece que hubo agresión, pero no está claro, quizás fue solo un accidente. El cine también puede ser manipulador.