
Guayaquil, Ecuador
En las naciones más prósperas del mundo, la mayor parte del aparato productivo de la economía cae dentro del ámbito privado, donde se estimula la libertad de competencia y rige el imperio de la ley. El rol del Estado suele ser clarísimo: no es un jugador en el campo económico, sino más bien un árbitro que estimula y crea las condiciones para que surjan empresas y emprendedores que agreguen valor a la producción y fomenten la creación de puestos de trabajo.
En esas jurisdicciones, el rol del gobierno suele resumirse en cinco tareas básicas:
- Generar marcos legales que atraigan inversionistas y favorezcan la creación y supervivencia de las empresas.
- Garantizar una justicia independiente para resolver los conflictos que surgen de las relaciones humanas.
- Favorecer el desarrollo de la educación y la salud.
- Mantener prudencia fiscal y monetaria de forma que exista estabilidad de la moneda y que el Estado no sea una carga para los ciudadanos.
- Finalmente, la concesión o privatización de todos los servicios que puedan realizarse en el ámbito de la empresa privada.
Hay al menos cuatro razones que explican por qué el Estado no debe intervenir en la economía y por qué es un pésimo empresario.
- Las empresas públicas tienden a ser más costosas e ineficientes, además de ser focos de corrupción.
- Los trabajadores de empresas públicas gozan de beneficios ante la ley que dificultan incentivar a los buenos empleados y sancionar a los incompetentes, destruyendo así la meritocracia.
- Las empresas públicas son más vulnerables ante conflictos laborales; despedir a un mal trabajador suele ser un calvario. Dado que cualquier enfrentamiento entre el Estado empleador y sus empleados tiene un costo político, la administración pública tiende siempre a ceder, incluso ante las situaciones y demandas más injustas, como hemos visto en el caso de los contratos colectivos.
- Las empresas privadas tienen incentivos, ya sean positivos o negativos, para cumplir las metas pactadas en sus contratos. En cambio, cuando el Estado es el encargado de brindar un servicio y no cumple correctamente con sus objetivos, parece que nadie se hace responsable de esos fracasos.
En nuestro país, seguimos caminando hacia el desastre, esperando que un Estado endeudado, corrupto e ineficiente resuelva todos nuestros problemas, olvidando que el mejor gobierno es el que menos gobierna.
