9 de octubre de 1820

Elena Martínez Unamuno

Guayaquil, Ecuador

Al despertar el día, ardiente sol ilumina.

Hombres, mujeres y niños, con los rostros encendidos

y en los ojos conteniendo lágrimas de alegría,

van con los puños en alto, por la calle de la orilla.

Villamil, desde la Fragua, sonríe con gallardía.

Ana Garaicoa, desde el balcón, hace ondular

y luego lanza, al pueblo, bandera: celeste y blanco.

Olmedo está escribiendo, armoniosísimo canto,

y San Martín, desde lejos, aplaude homérica hazaña,

mientras campañas teñiendo, esparcen la algarabía.

¡Ya Guayaquil está libre del hispánico dominio!

¡Ya Guayaquil está libre por esfuerzo de sus hijos!

¡Ya Guayaquil está libre! Lo gritan con regocijo.

¡Nueve, nueve de octubre!

¡Por los siglos de los siglos, resonarás en todo oído!

¡Nueve, nueve de octubre!

¡Por los siglos de los siglos, la libertad sea contigo!

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