
Ricardo Gallegos
Guayaquil, Ecuador
La integración del mercado de valores ecuatoriano con otros mercados de la región es una vieja aspiración del sector.
Un proceso de integración bursátil supone un sinnúmero de beneficios. Visibiliza internacionalmente al país, otorga exposición regional a intermediarios y emisores nacionales, mejora la liquidez del mercado, aumenta la base de inversionistas y por ende las opciones para levantamiento de capital, amplía la oferta de instrumentos de inversión lo que permite mayor diversificación, entre otros.
Si nuestro mercado de valores estuviese integrado con otros mercados, sería posible que emisores nacionales y extranjeros participen en procesos de emisión de valores y cotización en plataformas de negociación compartidas, a las que tendrían acceso los intermediarios e inversionistas locales y del exterior.
¿Esto quiere decir que actualmente los emisores e inversionistas nacionales no pueden realizar operaciones transfronterizas de colocación o inversión? De ninguna manera. De hecho, desde hace muchos años ya existen normas reglamentarias que permiten que emisores locales coloquen valores en el exterior; que valores extranjeros se coticen en nuestro mercado; y, que las casas de valores tengan corresponsalías y referimientos de clientes con intermediarios extranjeros. Sin embargo, algunas de estas opciones disponibles requieren de costosos y complejos esfuerzos individuales de cada interesado, lo que no es comparable con la fluidez y eficiencia que tendrían estas mismas operaciones en un ambiente bursátil integrado.
Una alternativa de integración obvia parecía ser el formar parte del MILA (Mercado Integrado Latinoamericano) habida cuenta de que nuestros vecinos, Colombia y Perú, junto con Chile, impulsaron esta integración desde el 2010, a la que después se incorporó México. Pero ese proceso ya hace mucho que pasó enfrente de Ecuador, ya incluso ha sido superado y, desde el 2018, esa integración inicial mutó hacia una fusión corporativa entre las bolsas de valores de Colombia, Lima (Perú) y Santiago (Chile) Se trata de una integración societaria que se ejecutó en el 2023 bajo el holding bursátil NUAM EXCHANGE, que invertirá cuarenta millones de dólares en su plataforma transaccional, que ya tiene una alianza con NASDAQ y que estará operativa el segundo semestre del próximo año.
Otra alternativa más factible es bajo AMERCA (Asociación de Mercados de Capitales de las Américas) sucesora de BOLCEN, que reúne a las bolsas de valores de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, República Dominicana y, desde el 2019, a las bolsas de valores ecuatorianas. Las bolsas adscritas a AMERCA comparten la visión de avanzar hacia una integración regional que dote de eficacia y agilidad a la negociación de valores entre los países.
Sin embargo, hay obstáculos regulatorios que no son nuevos ni exclusivos de nuestro país.
Se requiere que nuestra normativa permita homologar y reconocer a emisores, valores y partícipes listados en otras jurisdicciones, así como regular la participación de operadores remotos. Esto se incluyó como reforma en el proyecto de Ley Orgánica para la Atracción de Inversiones, Fortalecimiento del Mercado de Valores y Transformación Digital, que no logró los votos requeridos en la Asamblea Nacional y fue archivado en el 2022.
Entonces ¿por dónde avanzar? Es necesario insistir ante la Junta de Política y Regulación Financiera para buscar vías y estar preparados a nivel reglamentario. Por lo pronto, según su boletín del mes de mayo, esta entidad presidió una comisión técnica para presentar “la metodología de trabajo y delinear una hoja de ruta para el proyecto de integración a mercados transfronterizos”. Es una iniciativa que pretende lograr una integración “en el mediano plazo”.
La integración regional del mercado de valores ecuatoriano es una vieja aspiración, bastante vieja, pero no por eso menos urgente.
