El Real Madrid fue derrotado por 2-0 ante el Liverpool y se aleja de los octavos de final de la Liga de Campeones, en el Estadio Anfield, Inglaterra, este miércoles, 27 de noviembre.
Un gol de Alexis Mac Allister y otro de Cody Gakpo definieron el destino de los blancos, quienes, con el 1-0 en el marcador, fallaron un penalti ejecutado por Kylian Mbappé.
Con seis unidades y en la vigésima tercera posición, el Madrid deberá ganar los tres partidos restantes para tener alguna opción de llegar a octavos de final y, al menos, evitar quedar fuera de la ronda adicional de dieciseisavos.
Ni Kylian Mbappé, ni Jude Bellingham, ni la magia de Arda Güler, ni las intervenciones de Thibaut Courtois. Al Real Madrid le faltó suerte, épica y, sobre todo, fútbol para competir contra el mejor equipo de Europa. La derrota, previsible, pero igualmente dolorosa, deja a los blancos al borde de un descalabro histórico: no alcanzar los octavos de final.
Con seis tantos de quince posibles, el Real Madrid atraviesa la peor fase de grupos de su historia en la Liga de Campeones. Afortunadamente, esta fase es también la más extensa, por lo que todavía tiene tres encuentros por delante para minimizar el daño y, al menos, asegurarse un lugar en la ronda extra de dieciseisavos.
Un consuelo, por llamarlo de alguna manera, insuficiente para el actual campeón. El equipo que aún conserva el trofeo en su casa, pero que juega como si no supiera lo que significa levantar una ‘orejona’.
Porque vencer a Osasuna o Leganés no es lo mismo que enfrentarse a Anfield ante el mejor equipo de Europa. Ese que ha logrado, entre Premier y Champions, 46 de 51 puntos posibles. El optimismo del Real Madrid, que lo veía como una oportunidad para revitalizar una temporada hasta el momento desastrosa, fue desbaratado rápidamente por el fútbol desplegado por el equipo de Arne Slot.
No solo era Anfield, con su afición, lo que presionaba al Madrid, sino también la velocidad del balón, la coordinación en el centro del campo, la conexión entre los tres delanteros y la sensación de que, mientras los ‘Reds’ tienen muy claro qué hacer, el Madrid parece perdido.
Se mantuvo a flote durante varios minutos gracias a Courtois, el mejor portero del mundo. Sacó tres remates de Darwin Núñez, cada uno más complicado que el anterior, y también detuvo un disparo de Conor Bradley, quien hizo olvidar a Trent Alexander-Arnold.
Alexis Mac Allister, animado a avanzar hasta la frontal debido a la débil presión blanca, combinó con Bradley y, ante Asencio, disparó cruzado y superó a Courtois con un gol imposible de detener.
Había caído una barrera mental para el Liverpool, que no vencía al Madrid en los últimos ocho enfrentamientos, pero este equipo siempre vuelve, y de la nada, Lucas Vázquez, que acababa de ingresar al campo, provocó un penalti ante el «torpe» Andy Robertson.
En su oportunidad de redención, Mbappé se preparó para lanzar desde los once metros, pero Kelleher adivinó su disparo. Hablando de barreras mentales, Kylian.
Poco después, Mohamed Salah, en un penalti similar cometido por Ferland Mendy, replicó el fallo de Mbappé. Esta vez, lanzó con furia, la de un hombre que solo conoce las derrotas contra el Madrid. Su disparo rozó el palo y se fue fuera, pero Salah sonrió.
La ventaja, la inercia y el fútbol estaban claramente del lado del Liverpool. El equipo de Slot merecía más el 2-0, y cuando Cody Gakpo remató de cabeza frente a The Kop, la justicia finalmente sonrió a los ‘Reds’.
El Liverpool venció a su «bestia negra», al equipo que le derrotó en dos finales de Champions y le eliminó en otras dos eliminatorias. El principal responsable de que, en las nueve temporadas de Jürgen Klopp en Anfield, solo haya perdido una vez en la Liga de Campeones.
El Madrid no estuvo a la altura de este escenario. Era un temor que ya existía debido a la pobre temporada de los blancos, pero este miércoles se confirmó. Ahora, solo queda aferrarse a la hazaña: ganar en Bérgamo contra el Atalanta, al Salzburgo en casa y al Brest fuera.
Pero esto es el Real Madrid, el club que ha demostrado una y otra vez que lo que importa no es lo que sucede en noviembre, sino el equipo que levanta el trofeo en mayo.
Nota por: David Josue Quispe Franco.