Guayaquil, Ecuador
El pasado viernes 8 noviembre, la ministra de Trabajo, Ivonne Núñez, inhabilitó de su cargo por 150 días a la vicepresidenta Verónica Abad para evitar que asuma la Presidencia de la República, como manda la Constitución, cuando el presidente de la República, Daniel Noboa, deba separarse de sus funciones para lanzarse de lleno a su campaña por la reelección, algo que de hecho parece haber ya empezado.
Dos días después, la noche del domingo, una sala del Tribunal Contencioso Electoral ha inhabilitado la candidatura presidencial de Jan Topic, que según las encuestas iba tercero en un nivel de crecimiento que hubiera podido amenazar las aspiraciones de Noboa.
Tras la efervescencia del reclamo, tres días después el Arcotel, esto es, el poder Ejecutivo, o sea, el presidente Noboa, ha decretado lo que en la práctica es la confiscación del cable submarino de Telconet, la empresa proveedora de internet más importante del país, casualmente propiedad de la familia Topic, lo cual coincidió también con una súbita caída de la intensidad de la protesta del propio Topic contra la descalificación de su candidatura.
Paradójicamente, esta sucesión de hechos de fuerza ha coincidido también con lo que parece una consolidación de la popularidad del presidente candidato, algo que pudiera ser sorprendente si uno considera que vivimos la mayor crisis eléctrica que yo recuerde: doce horas diarias de apagones durante ya varios meses. Si se suma a ello la caída de la economía ya antes de esa crisis, a un ritmo que los analistas describían como una perspectiva de decrecimiento del Producto Interno Bruto en -1% (cuando hace un año recibió una economía que crecía al 2.4%), y que va a expresarse necesariamente en un crecimiento de la pobreza, en varios puntos porcentuales: esto es saltar de 25% de pobres al menos al 27%, o incluso al 30% (según estima el experto económico Gerardo Verdecia, del IEEP), la popularidad del presidente es una cosa de locos.
No parece haberle ido bien en nada. La semana pasada, una nueva masacre en la Penitenciaría del Litoral dejó 16 muertos en un momento en que las propias Fuerzas Armadas custodian los centros carcelarios. Mientras el gobierno muestra como un logro que tras la declaratoria de la guerra interna, la criminalidad ha caído en 17%. ¡17%! Una nación tiene más de seis meses al Ejército en las calles y el crimen ha caído en 17%.
No voy a referirme en la ausencia casi total de jefes de Estado en la Cumbre Iberoamericana realizada en Cuenca. Velasco Ibarra hubiera destituido ipso facto al Canciller tras semejante fiasco. Pero ahí sigue la Canciller Sommerfeld, bien campante, como si no fuera con ella.
¿Y entonces? ¿Por qué Daniel Noboa sigue apareciendo como opcionado a entrar en la segunda vuelta electoral? El francés Michel Houellebecq ha desarrollado en su novela “Las partículas elementales”, quizás la más fascinante de sus obras, la teoría de que lo que las masas adulan por encima de todas las cosas es la imagen de la maldad impune.
Houellebecq dice (vamos, es una obra de ficción) que el cantante de los Rolling Stone, Mick Jagger se convirtió en la estrella de rock más grande del mundo, no tanto por sus canciones, sino porque era un chico malo. “Era el mal”, dice, “lo simbolizaba a la perfección”, y su atracción en los jóvenes y en las mujeres, aumentó más cuando corrió el rumor siniestro de que había empujado a la piscina a Brian Jones, con quien tenía una pugna de poder dentro del grupo, y lo dejó morir por ahogamiento. La increíble fascinación por el hombre capaz de aplastar a sus enemigos.
La teoría no es ajena a nuestra propia historia. García Moreno es reverenciado todavía. León Febres Cordero es recordado en especial por la manera violenta y descarnada con la que enfrentó a la subversión de Alfaro Vive. Rafael Correa, que aplastó a sus enemigos, sigue peleando por interpuesta persona, la segunda vuelta electoral desde hace ya tres comicios.
Ahí está la popularidad de Hamas, la efigie del Che Guevara en el pecho de cientos de miles de jóvenes en el mundo, la añoranza por Augusto Pinochet, las reverencias a Fidel Castro. El mal impune. La Constitución de Correa. La necesidad de desmontar Montecristi.