Ejercer como primer ministro de Francia en el segundo mandato de Emmanuel Macron se ha convertido en una misión prácticamente imposible frente a la fracturada Asamblea Nacional actual, aunque la tendencia viene incluso de antes, desde la crisis en 2023 por la reforma de las pensiones.
Si en el primer quinquenio de Macron (2017-2022) el palacio de Matignon solo tuvo dos inquilinos –Édouard Philippe de 2017 a 2020 y Jean Castex de 2020 a 2022-, el segundo mandato, que se encuentra tan solo en su ecuador, verá previsiblemente despedirse al tercero este miércoles y podría no ser el último.
Élisabeth Borne
La primera líder del Gabinete tras la reelección de Macron en 2022 fue Élisabeth Borne, una mujer leal, discreta y con perfil tecnócrata para enfrentarse a una Asamblea Nacional en la que el macronismo contaba tan solo con mayoría relativa tras los comicios legislativos que se celebraron también ese año.
Venía de la cartera de Trabajo y se convirtió en la segunda primera ministra de la historia de Francia, tras la socialista Édith Cresson (1991-1992).
Pese a esos créditos, Borne no supo construir una mayoría de respaldo a buena parte de sus medidas y tuvo que recurrir en numerosas ocasiones al artículo 49.3 de la Constitución para aprobar leyes sin voto del Parlamento.
Eso le valió sucesivas mociones de censura -a las que sobrevivió gracias al respaldo adicional de los conservadores franceses-, incluido por la aprobación con esa herramienta de la polémica reforma de las pensiones de 2023 en medio de una fuerte oleada de descontento social. En aquella ocasión, superó la moción con solo siete votos de margen.
Aquello le ocasionó un fuerte desgaste y Macron decidió prescindir de ella para dar un nuevo empuje a su mandato con un Gobierno renovado en enero de 2024.
Gabriel Attal
El elegido por el presidente francés para liderar el nuevo Ejecutivo fue Gabriel Attal, quien con 34 años se convirtió en el primer ministro más joven de la historia de Francia.
Llegaba de la cartera de Educación y gozaba de la popularidad, la frescura y la buena imagen que Macron buscaba para dejar atrás el divorcio entre el Elíseo y la sociedad que había ocasionado la reforma de las pensiones.
Attal se desempeñó con soltura en su primera gran crisis, las protestas del campo que habían comenzado a finales de 2023 y se intensificaron en sus primeras semanas al frente del Gobierno, pero su estancia en Matignon quedó dinamitada y sentenciada por el propio Macron cuando en menos de medio año ordenó por sorpresa la disolución anticipada de la Asamblea Nacional.
Las elecciones legislativas que siguieron a aquella decisión -una suerte de órdago del presidente tras la victoria de la extrema derecha en las europeas de junio- dejaron la Cámara dividida en tres bloques irreconciliables: la izquierda, el centro macronista y la extrema derecha de Marine Le Pen, además de un pequeño resquicio de la derecha tradicional.
Michel Barnier
Attal renunció a su cargo a consecuencia de los resultados electorales y Francia atravesó su verano olímpico políticamente bloqueada.
Tras barajar varios candidatos, Macron apostó por la veteranía del conservador Michel Barnier, curtido en las negociaciones del Brexit, para tratar de dar estabilidad a Francia con el respaldo -en minoría- del macronismo y la derecha tradicional.
Era una tarea casi imposible que Barnier asumió con la receta del diálogo, pero todo apunta a que terminará este miércoles, víctima de una moción de censura que se aprobará gracias a los diputados de la izquierda y la extrema derecha.
Se convertiría así, con menos de tres meses en el cargo, en el primer ministro francés más efímero desde la Segunda Guerra Mundial.
Su salida será consecuencia de haber recurrido también al artículo 49.3 de la Constitución después de no lograr convencer a Le Pen de apoyar sus presupuestos, que incluían recortes significativos para tratar de controlar el elevado déficit francés (que prevé en el 6,1 % este año).
Técnicamente Macron podría volver a nombrar al propio Barnier como primer ministro, aunque caiga mañana mediante moción de censura, pero esa hipótesis es improbable ya que, de acuerdo a la prensa francesa, el presidente baraja ya nombres de sustitutos. EFE (I)