
Guayaquil, Ecuador
Durante una entrevista al expresidente Osvaldo Hurtado, se le preguntó por su posición acerca de los partidos políticos. Hay que recordar que este exmandatario es un confeso simpatizante de la que en su momento fue denominada “partidocracia” la misma que se basaba en un sistema en el que gobernaban los partidos políticos tradicionales, época también en la que el llamado “camisetazo” no era algo del día a día, sino que cuando se veía causaba gran asombro. Es decir, era la época en la que había hombres de partido.
Pero esta opinión no es acerca del exmandatario y sus pensamientos sino más de aquel concepto que él ha vuelto a poner en el ojo público, esto es, la crisis de partidos políticos que tiene el país. Y es que, si nos ponemos a analizar, partidos que funcionen como estructuras organizadas por democracia interna y cuyas acciones sean encaminadas por ideales, pues estoy seguro que me sobran los dedos de una mano para poder contarlos.
La crisis de partidos es una de las consecuencias de la crisis de ideas que asecha al país, hoy por hoy no podemos preguntar a un joven promedio ¿Qué ideología política tienes? Y garantizar una respuesta acertada, algo que por ejemplos no sucedía en la década de los setentas donde por lo menos sabíamos que en su mayoría todos dirían que eran progresistas y que admiraban al Che, en estos momentos ya eso es una realidad que escasea.
Las corrientes ideológicas influyeron en la creación de los partidos políticos más notables de la historia, así sea por colectivistas como conservadores Y esto que, por lo menos, tenían claro en que creían y, créame querido lector, que si un político cuyo objetivo es el servicio y sabe en qué cree es uno que algo hará bien.
La crisis de partidos nace así: por la escasez de ideales, y la abundancia de ambición. Y es que hoy se crean partidos para promover la candidatura de una persona en especial, como si de eso se tratara, llegando al punto de hasta alquilar los partidos y movimientos. Vemos que este sistema ha creado una democracia subjetiva y ya no objetiva.
Pero, prosiguiendo en la entrevista, acertadamente el expresidente dice que tiene fe en esta nueva generación, la cual, aunque no sea una en la que veamos idealistas a montones, pues los que hay son muy determinados y capaces de contagiar sus ideas. Esto podemos verlo en ejemplos claros como los movimientos liberales del mundo, en especial de América, donde vemos a tantos jóvenes que dejaron a un lado el discurso de las armas y la subversión y empezaron a abrazar ideas que promueven la libertad, y cuya arma es ideológica.
Es ese libro que te hace saber los argumentos necesarios para poder destrozar a cualquier rival y dentro del cual yacen las soluciones para la prosperidad, porque siempre vale recordar, que un argumento con convicción siempre vencerá a uno común.
No podemos dejar de citar a los jóvenes de la izquierda, sería mezquino de mi parte hacerlo, ya que, siendo minoría en estos tiempos, aún hay algunos que creen en las ideas equivocadas de Marx y Engels. Son esos jóvenes que aun creen en la lucha de clases, y aunque sabemos que son ideas erróneas, vale aplaudir que al menos creen en eso y no dicen “no tengo ideología” o lo que suele ser peor y la más grande muestra de ignorancia “no creo en las que existen, yo crearé la mía” como si no hubiera si quiera revisado un glosario de corrientes políticas.
La crisis de partidos sí existe, pero es la consecuencia de una crisis ideológica. Cuando esta crisis de mentes políticas se logre subsanar podremos entonces atacar a la de partidos, porque puede haber ideologías sin partido, pero jamás podrá haber partidos sin ideología. Caso contrario no es un partido con fines políticos.
