
Guayaquil, Ecuador
Este miércoles 15 de enero el Banco Central del Ecuador (BCE) publicó el boletín de Cuentas Nacionales correspondiente al tercer trimestre del 2024, anunciando un decrecimiento interanual del -1.5%. Con esta cifra se confirma lo que muchos ya veníamos anunciando hace meses y que, curiosamente, otros muchos trataban de negar: la economía ecuatoriana en 2024 fue integralmente recesiva.
Y es que adicional al dato de decrecimiento de -1.5%, el BCE también actualizó los datos de crecimiento del primer y segundo trimestre del 2024. Antes eran 1.2% y -2.2% respectivamente. Después de la actualización de hoy, conocemos que la realidad fue notablemente peor: -1% en el primero y -4% en el segundo trimestre del año pasado. En suma, de forma certera sabemos que Ecuador se contrajo 3 trimestres consecutivos (del primero al tercero) y, además, podemos adelantarnos a que la cifra del 4to trimestre del 2024 (que conoceremos el 15 de abril) también será negativa, si tenemos en cuenta que incluirá los peores momentos de los apagones en el país.
La economía del Ecuador se sigue hundiendo en el océano del deterioro mientras los políticos (personas con poder de decisión en temas económicos nacionales) se disputan el acaparamiento de espacios de poder mediante eslóganes de campaña vacíos, bailes en redes sociales, cortometrajes ridículos y sin gracia, propuestas populistas y caravanas “masivas” más falsas que un billete de tres dólares.
El desempeño económico del país es decepcionante si miramos los últimos dos años, pero es más decepcionante aún si miramos la imagen completa y nos damos cuenta de que llevamos más de una década en decadencia. La enorme burbuja de gasto público inflada durante el gobierno del socialismo del siglo XXI, las trabas regulatorias y la incertidumbre política e institucional que impide la inversión y el crecimiento explican nuestra situación. La clase política se ha encargado de hacer de Ecuador un país inviable.
Sin embargo, y afortunadamente, el destino económico del país no es necesariamente malo. No tiene por qué serlo. Las sociedades son capaces de progresar y mejorar su calidad de vida si consiguen alcanzar tres cosas: libertad de acción, respeto a la propiedad privada y estabilidad y certidumbre institucional. Las claves del progreso son conocidas y el camino para salir del subdesarrollo está trazado, solo necesitamos que los políticos oligarcas dejen de hacernos creer que son ellos los ilustrados salvadores que sacarán al país de la pobreza.
Lo mejor que los políticos pueden hacer en favor del crecimiento económico es precisamente no hacer lo que por décadas han hecho: intervenir masivamente en la economía y fragmentar la sociedad. A la vista están los resultados. El estatismo desenfrenado y la extrema politización de nuestro país son los grandes desafíos por vencer si queremos progresar y vivir mejor.
Lo más probable es que a los datos presentados al inicio de este artículo no se les de mucha importancia ni visibilidad, sobre todo por el presidente-candidato, porque nuestros ilustrados políticos se encuentran más preocupados tratando de embaucar a sus votantes para obtener poder. Esperemos que la “fiesta” (o más bien “mentira”) electoral termine pronto y el panorama se esclarezca a partir del 2025. De mientras, no perdamos de vista lo importante: Ecuador puede prosperar, solo necesitamos menos política y más libertad.
