
El caso Pelicot «es algo que se hizo con Internet y medicamentos que hay en cualquier casa» por lo que «puede ocurrir en cualquier país, no sólo en Francia«, según los abogados de Gisèle Pelicot, que reconocieron que tras defender a esta víctima han sido conocedores de otras agresiones sexuales con sumisión química.
Los abogados Stéphane Babonneau y Antoine Camus recibieron este miércoles en Madrid el V Premio Igualdad del Consejo General de la Abogacía Española por su trabajo en el juicio contra Dominique Pelicot, condenado a 20 años por haber drogado y violado a su mujer durante una década y haberla entregado a otros hombres a los que grababa.
Durante su discurso en Madrid, los letrados recordaron que uno de los 50 hombres juzgados por el caso Pelicot imitó las prácticas de Dominique con su propia esposa.
Babonneau hizo hincapié en que «es importante reconocer la existencia del fenómeno para poder tratarlo», y reconoció que un caso tan «extremo» como el juzgado en Francia ha ayudado a realizar un análisis «profundo».
«No hay ninguna sociedad que pueda encontrar la solución sola a ese tipo de problemas», subrayó.
Antoine Camus explicó que el juicio le hizo «interrogarse» sobre el concepto de masculinidad y entender mejor la cultura de la violación.
«Era un concepto que tal vez no entendíamos de manera muy clara antes de entrar en ese proceso, pero nos sorprendió el hecho de que algunos pensaran que si el marido estaba presente y daba consentimiento no era violación, o que tras ver el vídeo en el que ellos participaban siguieran sosteniendo que no habían violado a Gisèle», apuntó.
Sobre el juicio, Babonneau señaló que «queda mucho progreso por hacer en la manera de juzgar estos casos», especialmente en lo relativo a la manera en la que las víctimas son tratadas.
«Hay maneras de mejorar el tratamiento sin perjudicar los derechos de la defensa», resaltó el abogado, quien criticó que su cliente «tuvo que vivir situaciones que tal vez otras víctimas no hubieran podido soportar».
Entre ellas, detalla «faltas de respeto» a Gisèle, como preguntas que, en sus palabras, no tenían nada que ver con el caso y que simbolizan una estrategia para desacreditar a las víctimas.
«Tenemos los medios para reflexionar sobre ese tipo de cosas y tenemos que sentarnos todos juntos, abogados, fiscales y jueces, para repensar estas prácticas», apostilló.
Los abogados dedicaron el premio a su cliente y agradecieron el «sacrificio» que hizo al desprenderse de su anonimato durante el proceso judicial, acto que, en su opinión, la ha convertido en una «fuente de inspiración para muchas víctimas en muchos países».
«Hoy en día en Francia muchas víctimas deciden tener juicios públicos para lograr que el silencio ya no sea la manera de tratar los casos de violencia sexual y violencia de género gracias a ella», celebró. EFE (I)