Niñez y familia: la nueva prioridad en la política ecuatoriana

Estela Zea de Furlato

Guayaquil, Ecuador

Por primera vez en mucho tiempo, el punto de convergencia de la causa de la niñez y la familia con la religión, toma relevancia en la política ecuatoriana. Al parecer las últimas decisiones tomadas por la Corte han despertado un león rugiente conformado por colectivos masivos que se levantan en defensa de la cultura de la vida en Ecuador.

Mientras Luisa Gonzalez publica sobre el tema en sus redes sociales y comienza a introducir religiosidad en sus comunicados, el presidente Daniel Noboa también firmó un compromiso público para la protección de la niñez en Ecuador la tarde del 10 de marzo de 2025, ambos tras una reunión con representantes de la Iglesia Católica, Ortodoxa, Evangélica y líderes indígenas evangélicos.

Con esta firma, reafirman el derecho de padres y madres a educar a sus hijos según sus creencias y convicciones, sin imposiciones ideológicas del Estado, en concordancia con el artículo 29 de la Constitución.

El documento establece que el Gobierno garantizará la protección de la niñez y adolescencia frente a cualquier amenaza que ponga en riesgo su bienestar. Como parte de esta política, se asegura que en el sistema educativo no se incluirán contenidos de ideología de género ni se permitirán procedimientos de cambio de sexo en menores de edad.

Ante esto, se podría decir que ambos candidatos se disponen a enfrentar el reto planteado por la sentencia de la Corte Constitucional 95-18-EP/24 que dispone en el punto 7 de la página 65 como medida de no repetición, al Ministerio de Educación que, en el término máximo de 180 días desde la notificación de la sentencia diseñe un protocolo de acompañamiento a niñas, niños y adolescentes, de conformidad con la “guía de orientaciones técnicas para prevenir y combatir la discriminación por diversidad sexual e identidad de género en el sistema educativo nacional” y que el protocolo sea difundido a toda la comunidad de manera obligatoria.

¿Acaso estamos ante una manifestación del Espíritu del Ecuador conformado por la mayoría de los ecuatorianos de fe religiosa cristiana? de corazón espero que sí, porque proteger verdaderamente a los niños que son los seres mas inocentes e indefensos, debería ser el fin último de todo Estado, y es lo que el cristianismo siempre ha enseñado. Un poco de fe siempre nos ayudará a enfrentar correctamente las equivocadas decisiones.

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