
Guayaquil, Ecuador
El comercio internacional en nada se diferencia del comercio que se lleva a cabo dentro de un mismo país. El tratamiento separado del comercio exterior se debe a la gran cantidad de falacias tejidas en torno a las relaciones internacionales.
Estas ideas surgen principalmente de las doctrinas mercantilistas desarrolladas y aplicadas durante los siglos XVI y XVII, básicamente esta doctrina sostenía que la riqueza de una nación consistía en la cantidad de dinero que acumulara; para desarrollar industrias había que limitar las importaciones con aranceles, controles cambiarios, licencias para comerciar, carnets para agremiarse entre otros puntos, se imponían controles de precios, subsidios y controles estatales de todo tipo.
Hoy en nuestro país, es fácil darnos cuenta que seguimos practicando las mismas recetas ya fracasadas de hace varios siglos. Hace algunos días la Cámara de Comercio Electrónico por ejemplo, se encontraba presionando para que se revisen los controles del régimen de importación 4×4, que permite la importación de bienes personales de paquetes de hasta 4 kilos y $400,00 sin pagar impuestos. Esto porque denuncian que se está utilizando para fines comerciales.
Es por esto que piden al gobierno una regulación progresiva para que su sector no se vea afectado. Si bien intentan proponer una solución al problema aplicar los métodos mercantilistas de impuestos y regulaciones no resolverá el problema de fondo, proteger a un sector limitando o regulando a su competencia implica otorgar privilegios oligopólicos a ciertos grupos a costa de todos los demás ecuatorianos que tendrán que pagar más por los productos que adquieren.
Si lo que se desea es realmente proteger una industria, los puestos de empleo y la inversión, se debe hacer todo lo contrario a lo que han solicitado, no más, sino menos impuestos, que les permitan competir en mejores condiciones, menos regulaciones para que sea más fácil aumentar el nivel de competencia, y el hacer negocios en nuestro país.
Hay que aumentar la competitividad de las empresas, es por esto que lo que se debería hacer es eliminar impuestos como el Impuesto a la Salida de Divisas, o a los consumos especiales, y bajar otros como el IVA y aranceles que permitan a las empresas producir más barato y de una forma mucho más eficiente, así como un cambio en nuestro caduco código laboral.
Esperemos que ante este tipo de solicitudes el gobierno haga de oídos sordos para no perjudicar a los ciudadanos y se proponga más bien fomentar la competencia y la libertad individual y económica.
