
Guayaquil, Ecuador
Había un informe de finales de 2023 del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM) que señalaba que el sistema vigente de techos a las tasas de interés en nuestro país, estaba (y todavía hoy lo está) perjudicando a un segmento de la población ecuatoriana. Estos límites impuestos mediante criterio político y no técnico, impide a los bancos otorgar préstamos a nuevos clientes o con un perfil de crédito más riesgoso. Y es una pena ver que poco o nada se ha hecho por cambiar y mejorar esta realidad.
En el Ecuador, los actores políticos llevan mucho tiempo haciéndonos creer a los ciudadanos que basta con fijar bajas tasas de interés, es decir, obligar a los bancos a bajar las tasas que cobran por hacernos un préstamo, para que nos beneficiemos de crédito más barato. Sin embargo, está empíricamente demostrado que esto solo provoca exclusión financiera.
Primero, cabe aclarar que el interés es un precio de mercado, los precios nos transmiten información sobre la abundancia o escasez de un producto o servicio. Cuando las tasas de interés aumentan lo que este precio nos está diciendo, es que no hay suficiente crédito para todos pero sí, muchas personas esperando obtener uno. Cuando baja la tasa de interés, esto intenta decirnos que hay crédito disponible para ser prestado y no hay suficientes personas solicitando uno.
Sin embargo, en Ecuador donde las tasas son fijadas por el Banco Central, los bancos no tienen capacidad para aumentar las tasas a las personas con mayor riesgo o que no se encuentran dentro del sistema financiero, por lo que estas simplemente son excluidas del sistema. Si permitiésemos un mercado financiero más libre estas personas podrían beneficiarse de créditos a una tasa de interés tal vez un poco más alta, pero sin duda mucho más baja que la alternativa informal, el chulquero, y también más segura.
Se suele decir que si no son fijadas por el Estado, los bancos incrementarán aún más las tasas, pero esto simplemente no es cierto. Otros países dolarizados como Panamá dan libertad al sistema financiero privado, es decir a cada banco, para que fije sus propias tasas en función de su realidad, y dicho país, gracias a su nivel de competencia bancaria e integración financiera mantiene tasas más bajas que nosotros.
Por lo que, si queremos aumentar el nivel de crédito barato para todos los ecuatorianos, la solución no viene de la mano de bajarlas vía decreto y ley, sino de fomentar la competencia bancaria con leyes sencillas y flexibles que atraigan más competencia extranjera, y para esto es necesario eliminar los techos y cualquier barrera a la libre movilidad de capitales como el nefasto Impuesto a la Salida de Divisas (ISD) para volvernos un país atractivo a la inversión extranjera.
La integración financiera permitirá la atracción de capital necesario para la inversión, fomentará un mayor nivel de competencia bancaria reduciendo los costos para todos nosotros, y que por fin más ecuatorianos tengan verdadero acceso a créditos.
