Por qué votaré por Noboa y por qué creo que hay que hacerlo

Carlos Jijón

Guayaquil, Ecuador

Confieso que decidí votar por el presidente Daniel Noboa en la segunda vuelta del próximo domingo aún antes de verlo en el debate. No porque crea que ha sido un gran presidente (la caída del crecimiento del PIB a -1.5% y el aumento de la violencia a un asesinato por hora, me ahorran más alegatos) sino que estoy consciente de que la alternativa, la candidata del correísmo, Luisa González, sería un grave retroceso al menos en tres puntos que considero fundamentales.

En lo económico, sus políticas ponen en riesgo la dolarización; en libertades, basta con mencionar la propuesta de su bancada de resucitar la ley mordaza; mientras que en materia de seguridad, su triunfo parece simbolizar el de un partido al que al menos dos procesos judiciales (el Caso Metástasis y el de la Liga Azul) parecen vincular al partido que impulsa su candidatura con el crimen organizado.

El debate confirmó mis temores. Acorralada por Noboa, o por la propia realidad, Luisa reconoció en público que Ronnie Aleaga, el exdiputado correísta acusado por la Fiscalía de ser “El Ruso”, uno de los peones del capo del narcotráficante Leandro Norero (supuestamente asesinado posteriormente en prisión), había actuado de manera “inapropiada” y afirmó que ella lo separó del partido.

O sea que Ronnie Aleaga sí es “El Ruso”.

Admitió también que ella es “la Rana René”, como se la llama en los chats revelados por la Fiscalía en la investigación del Caso Liga Azul, en los que se asevera que ella mantenía conversaciones con los consejeros de Participación Ciudadana, acusados de conspirar para elegir a aliados del correísmo en los altos cargos de los organismos de control. O sea que el contenido de los chats es cierto. Y ella, la candidata presidencial del correísmo, chateaba con Verduga para influir en los nombramientos.

Luisa también negó que pretenda reinstalar la tabla de consumo de drogas que fue creada durante el gobierno de su mentor, Rafael Correa, y que ella describe como uno en el que ella misma ha gobernado. O sea que la tabla merecía ser derogada. Es decir, que ese instrumento legal, al que los analistas han culpado de haber provocado esa ola de microtráfico, alrededor del cual se crearon pandillas y organizaciones criminales, es la causante de la ola inmisericorde de violencia e inseguridad que azota a la nación.

No voy a insistir en que acorralada por Noboa (o por la propia realidad) Luisa incluso negó que pretenda indultar a Jorge Glas o concederle un salvoconducto para que pueda salir de la cárcel de La Roca hacia México como asilado político. O sea, que Glas no es un perseguido político como sostiene su partido, sino que es un hombre que merece estar donde está. Porque si fuera inocente, ella debería, por justicia, haberlo defendido en público.

O sea. Votar por Luisa es un atentado contra la economía, las libertades y la seguridad pública. Y podemos no ser partidarios de Noboa y al mismo tiempo ser conscientes de que no votar por él, o anular el voto, es contrario a los intereses de la nación y de nosotros mismos, como sociedad que entiende que nuestra propia supervivencia está ligada al triunfo del Estado sobre el crimen organizado.

Hay que votar por Noboa. Ya discutiremos luego, desde la libertad, sobre el respeto debido a la ley y la Constitución, aunque sepamos que hay que desmontar Montecristi. O lo que haya que debatir y discrepar. Desde la libertad. Este momento es histórico. Decisivo. Se imprime.

AME8150. GUAYAQUIL (ECUADOR), 10/04/2025.- El presidente de Ecuador y candidato a la reelección, Daniel Noboa, pronuncia un discurso en su cierre de campaña este jueves, en la ciudad de Guayaquil (Ecuador). Ecuador elegirá nuevo presidente el próximo domingo. EFE/ Mauricio Torres

Más relacionadas