
El hombre armado que fue abatido el viernes por las Fuerzas Armadas de Ecuador tras una emboscada en la Amazonía en la que once militares fueron asesinados por presuntos miembros del Comandos de la Frontera, grupo disidente de la otrora guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), era el «comandante» del grupo en el país, aseguró este lunes el Ejército.
«A través del intercambio de información con las agencias de inteligencia y seguridad del vecino país de Colombia se confirmó que el guerrillero neutralizado respondía al alias de ‘Compadre’, quien se desempeñaba como comandante de los Comandos de la Frontera en Ecuador», escribió la institución en su cuenta de la red social X.
La fuerza terrestre señaló que el hombre era el supuesto responsable del control de actividades ilícitas de minería ilegal en Ecuador, «así como del cobro de extorsiones, conocidas como vacunas, a los mineros que operan en la región».
Según las investigaciones, ‘Compadre’ mantenía una alianza con el grupo criminal ecuatoriano Los Lobos, que también opera en otras zonas donde se registra minería ilegal del país, «y estaba al mando de al menos 30 guerrilleros fuertemente armados con fusiles calibre 5.56 milímetros, lanzagranadas, explosivos y otros equipos de combate avanzados».
Drones y vigilancia aérea
La institución militar también señaló que este grupo disponía de equipos de comunicación y drones para realizar vigilancias aéreas y monitorear el avance del personal del Ejército.
Los once soldados fueron asesinados el viernes cuando realizaban un operativo contra la minería ilegal, tras una emboscada que el Ejército de Ecuador atribuye a los Comandos de la Frontera, que negó su participación, según un comunicado difundido en Colombia.
El enfrentamiento se registró en el sector llamado Alto Punino, una zona situada en la cuenca alta del río Punino donde ha proliferado en los últimos años los campamentos de mineros ilegales de oro que se encuentran en el límite provincial entre las amazónicas Napo y Orellana, separadas de Colombia por la provincia de Sucumbíos.
A varios puntos de este sector llegaron en helicópteros cuatro equipos de combate conformados por 80 militares de la Brigada de Selva 19 Napo y uno de los equipos fue emboscado con explosivos, granadas y fusiles.
Tras la masacre, las Fuerzas Armadas investigan una posible filtración de información de las operaciones en la zona por parte de militares hacia miembros de Comandos de la Frontera y Los Lobos.
Filtración de información a los delincuentes
Henry Delgado, comandante general del Ejército, dijo que estas organizaciones tienen «poder económico» con el que «podrían posiblemente doblegar el espíritu de un soldado», pero que serán las investigaciones internas las que determinen si pueden «afirmar o negar aquella suposición».
Delgado viajó este lunes hasta la zona donde está la brigada a la que pertenecían los militares asesinados para supervisar las operaciones técnicas, tácticas y procedimientos orientados a restaurar el control del territorio, en la frontera norte.
Hasta ese lugar también se han desplazado más de 1.500 militares de fuerzas especiales, unidades de Inteligencia y unidades contraterroristas que reforzarán la brigada, quienes tienen la misión de «localizar y neutralizar al grupo criminal» que asesinó a los once soldados, según información del Ministerio de Defensa.
La cartera de Estado añadió que se realizó un cerco táctico del área y otras operaciones de reconocimiento ofensivo y rastreo territorial, y que además se fortaleció la vigilancia aérea con helicópteros y drones.
En febrero del año pasado, otro enfrentamiento similar en la misma zona dejó un muerto y dos detenidos, todos de nacionalidad colombiana, después de que una patrulla militar del Ejército descubriera un campamento de este grupo en el sector de Alto Punino. EFE
