
El hambre provocado por el bloqueo de Israel en la Franja de Gaza también afecta a las decenas de periodistas que realizan su labor entre «bombardeos indiscriminados», cortes de luz e internet y que en muchas ocasiones viven en tiendas de campaña, denunció este miércoles el Comité de Protección de Periodistas (CPJ, en inglés).
«El hambre, los mareos, la niebla cerebral y las enfermedades afectan directamente a los informes diarios producidos por el desmantelado y exhausto grupo de periodistas de Gaza, la mayoría de los cuales ya viven y trabajan en tiendas de campaña, en medio de bombardeos indiscriminados y, a menudo, sin electricidad ni acceso a internet», recordó el CPJ en un comunicado.
El corresponsal para la televisión Al Araby, Saleh Al-Natoor, contó a esta organización que debido al hambre y a una intoxicación alimentaria se ha desmayado en dos ocasiones después de terminar un reportaje y que durante los directos pierde la concentración y olvida la información.
«Sufrimos continuos ataques de hambre, fatiga extrema, pérdida de equilibrio e incapacidad para pensar o realizar cualquier tarea. A veces estoy demasiado agotado para buscar comida en los mercadillos cercanos», dice Al-Natoor, quien realiza su labor desde Jan Yunis, en el sur de la Franja, donde huyó con su familia para escapar a los bombardeos en la ciudad de Gaza.
Este periodista, en un mensaje en su Facebook, aseguró que siente como «si las paredes del estómago se estrujaran y te sube la acidez por la garganta como si los líquidos digestivos llegaran a tu boca», y a la vez «un dolor agudo en la punta de la cabeza y una sensación de vacío en el cerebro», lo que hace que se sienta «mareado y sin equilibrio»: «Entonces intentas apoyarte en algo y cerrar los ojos por un momento, esperando que la sangre vuelva al cerebro».
Ataques a comunicadores
Los periodistas han sido blanco directo de multitud de ataques y bombardeos israelíes y, según el Gobierno de Hamás en el enclave, al menos 220 periodistas y comunicadores han perdido la vida en ataques desde que comenzó la guerra.
Al igual que el resto de población de Gaza, este colectivo también sufre las limitaciones de comida, agua y electricidad que hay en el enclave desde que el 2 de marzo Israel decidió bloquear el acceso de cualquier tipo de ayuda.
Desde la semana pasada, Israel dice haber dejado entrar más de un millar de camiones a Gaza, aunque está habiendo muchos problemas para su distribución y organizaciones de ayuda denuncian que son insuficientes.
«Lo que estamos presenciando no es sólo una catástrofe humanitaria, sino un ataque directo y sin precedentes contra la libertad de prensa, mientras el mundo observa», consideró la directora regional del CPJ, Sara Qudah, quien aseveró que «los periodistas no pueden llevar a cabo su trabajo, y mucho menos sobrevivir, mientras se les priva deliberadamente de alimentos y de ayuda vital».
«Israel debe permitir de inmediato la entrada en Gaza de personal humanitario, medios de comunicación internacionales e investigadores de derechos humanos», exigió la directora regional del CPJ.
Enfermedades
Los periodistas que hablaron con el CPJ contaron que su dieta consistía principalmente en productos enlatados, complementados en alguna ocasión con harina «maloliente» u ocasionalmente «verduras podridas», pero que incluso estos alimentos se han vuelto escasos e inasequibles por el precio exorbitante en los mercados.
«Nos enfrentamos a varias batallas: en primer lugar, encontrar harina que no esté estropeada y sea segura para el consumo humano; en segundo lugar, hacer frente a la subida de los precios; y en tercer lugar, tener acceso a dinero en efectivo porque los bancos están cerrados», dijo otro de los periodistas, Shrouq Al Alia, director de una compañía de producción y corresponsal para France 24, quien se mostró preocupado por su bebé, a quien el hambre le da dolor de estómago. A él le ha causado problemas de estómago y colon.
Además, Israel sigue prohibiendo la entrada de algunos artículos como purificadores de agua, lo que, junto a la escasez de agua por el poco o nulo funcionamiento de depuradoras, está provocando diarreas y otras enfermedades.
«Nos hemos visto afectados por la hepatitis debido a la falta de alimentos, kits de higiene y agua potable», apunta, citado por el CPJ, Majdi Esleem, reportero palestino de 40 años del canal pro-Fatah Al Kofiya TV. EFE (I)