El gasto público y sus efectos sobre la economía

Carlos Cobo Marengo

Guayaquil, Ecuador

El nuevo periodo presidencial del presidente Daniel Noboa acaba de iniciar con la promesa de enfocar su administración en el crecimiento económico, atraer inversión, generar empleo, abrir las puertas al comercio global y mejorar la seguridad. La línea del gobierno que se dijo es el corazón del programa estará trazado por el impulso a la inversión pública.

Si bien es positivo que el gobierno pretenda fomentar el crecimiento y la atracción de inversiones, se sigue prestando una atención miope únicamente al gasto público, lo cual es un error.

Primero, porque el gobierno mantiene déficit fiscal, es decir gasta más de lo que le ingresa, por lo que no cuenta con los recursos suficientes para mantener inversiones de forma sostenida.

Y segundo, porque la inversión pública se compone de recursos sustraídos del sector productivo, que es mejor mantenerlos al servicio del proceso económico en forma de inversión privada, bienes y servicios. Por lo que de ninguna manera puede considerarse inversión pública en sí misma; en el mejor de los casos es consumo forzoso según prioridades políticas.

Desde hace ya varios años se ha propiciado el crecimiento incontrolado del gasto. Pero si lo que se quiere es fomentar un crecimiento sostenido y una economía de mercado operante no hay nada más urgente que el fomento a la inversión desde lo privado, la creación de empresas y puestos de empleo.

El presupuesto del Estado debe equilibrarse y el dinero de los ciudadanos ser gastado en lo importante y esencial como salud, seguridad y educación de calidad, todo lo demás debe ser realizado por el sector privado.

Debemos abrir todos mercados potenciales incluyendo los mal llamados sectores estratégicos a la iniciativa privada y en libre competencia. De esta forma los recursos serán mucho mejor invertidos, y administrados de forma mucho más eficiente, en caso de cometer errores las pérdidas no nos costarían a todos los ecuatorianos sino únicamente a los inversionistas, de esta forma no sufriremos de las malas decisiones de inversión, pero si nos beneficiaremos del incremento en el nivel del comercio que podríamos lograr, el aumento en la cantidad de empleos y el gobierno con el aumento en la recaudación de impuestos.

Sobre el gasto público y los impuestos para financiarlo ya intentaba alertar a los ciudadanos el ex primer ministro del Reino Unido, Winston Churchill quien decía: «Una nación que intente prosperar a base de impuestos es como un hombre con los pies en un cubo tratando de levantarse tirando del asa».

Por lo que nada más sano para una economía, que un presupuesto sin déficit fiscal y el fomento a la inversión privada.

El presidente de la República, Daniel Noboa, tras recibir la banda presidencial de manos del titular de la Asamblea Legislativa Niels Olsen, el 24 de mayo de 2025, en la Asamblea Nacional. Foto de la página de Flickr del Legislativo.

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