Aprobadas las bases militares extranjeras, se acabaron las excusas

Emilio H. Morocho Abad

Guayaquil, Ecuador

Muchos crecimos escuchando a nuestros padres hablar de la “Base de Manta”, de la que afirmaban que con ella se controlaba la situación del crimen organizado; luego vimos como con bombos y platillos el último caudillo celebraba la salida de los norteamericanos del país, incluso llegando a decir que la única razón para mantener aquella base era que se permitiera abrir una ecuatoriana en Miami, siendo esta una más de sus incoherentes expresiones de sandez.

Lo cierto es que posterior a la salida de esta Base y de la cooperación directa para combatir el crimen organizado, nuestro país se convirtió en punto estratégico del tránsito del ilícito, convirtiéndonos en referentes, lástima que no sea en algo positivo, en fin, era lo que teníamos.

Luego hubo años en los cuales se hablaba con añoranza la necesidad de aquella base; candidatos pasaron prometiéndola, como si de la joya de la corona se tratara; era ese “As” bajo la manga electoral. Y entre todos ellos el presidente actual, mismo que en campaña habló de este inminente regreso, y luego de tener una evidente relación estrecha con el gobierno de Trump aquello parecía ya una realidad.

Recientemente la Asamblea Nacional aprobó la enmienda constitucional que permite el ingreso de bases militares extranjeras, quitando del camino la única piedra que impedía el retorno de este tipo de colaboración. Ahora solo se necesita de una última cosa y la más difícil: la determinación.

Y es que el gobierno del presidente Noboa tiene un panorama de ensueño: ejecutivo, legislativo, prensa y un anticorreísmo radical que raya en lo enfermizo y que justificará hasta su más grande error -pero eso lo dejaremos para otro artículo-. Sobre todo, goza de una capacidad mediática tremenda y un innegable apoyo popular, mismo que como pudimos ver lo hizo ganar con solvencia la última elección.

Es el momento entonces de decirle al Ejecutivo: ya se acabaron las excusas, tiene todo e incluso más. Es un gobierno que de límites conocerá muy poco, y no lo digo en mal sentido, ya que si este poder se lo usa en pro de los “más puros intereses de la patria” estaríamos ante un escenario idílico, algo que hace tanto tiempo le hacía falta al país.

Volviendo al tema de las bases militares, resulta gracioso ver como saltan aquellos a gritar soberanía, y es que, a ver, la cooperación, de manera simple, funciona de la siguiente manera: cuando estamos peleando contra alguien eminentemente superior, cuya fuerza es mejor que la nuestra, necesitamos a alguien que nos dé una mano, caso contrario es la vil crónica de una muerte anunciada.

Ese es el presente caso del Ecuador. Estamos en una guerra interna tan difícil que se ha demostrado que solos no podemos, y no es por menospreciar a las Fuerzas Armadas, ellos nos han brindado un trabajo loable y digno de aplausos, sin embargo, no es suficiente y necesitamos de alguien mayor que nos brinde esa mano. Ahora bien, saldrán a decir que vienen con intereses. Yo pregunto, en caso de ser así ¿Quién daría las cosas gratis?

Si el ganar la guerra algo nos cuesta pues perfecto que cueste, porque de momento lo está haciendo y no solo con recursos financieros -mismos que conociendo a nuestros políticos serán solventados con deuda- sino también vidas inocentes. Así que si en caso esa cooperación viene con factura pues está bien, es el costo de la tranquilidad y es algo con lo que hay que correr.

No podemos en nombre de la soberanía y el “ahorro” ver como el mal se nos toma el país.

Ahora bien, profundizando en el aspecto técnico de la soberanía, no es que una base militar extranjera la pone en peligro, es más, la refuerza, y aquí sustento mi afirmación. Al momento en que nosotros como Ecuador le decimos a determinada potencia mundial “en este territorio puedes limitarte a hacer… determinada actividad”, estamos comportándonos evidentemente como un Estado Soberano, amo y señor de su territorio.

En términos sencillos, es como decir que por el hecho de poner en alquiler una casa a una familia dejo de ser dueño de ella, no es así, inclusive, esa familia mes a mes reconoce mi posición cuando efectúa el pago de la renta. Así que queridos lectores, no se dejen engañar por los cuentos de aquellos que evidentemente se sienten incomodados por las que podríamos catalogar como medidas oportunas y necesarias para poder ganar la presente batalla.

Latacunga, miércoles 10 de enero del 2024. Privados de la Libertad del Centro de Rehabilitación de la Latacunga y sus familiares, piden paz, al Gobierno Nacional que declaró el estado de guerra interna en el país. Fotos:API/API

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