
Una masa enfervorecida anima a los corredores del Tour de Francia. Es una constante en cada kilómetro de carretera, una burbuja de euforia que descubre el ecuatoriano Jhonatah Narvaez, debutante en la ronda gala a sus 28 años, ascendido a lugarteniente en jefe del favorito, el esloveno Tadej Pogacar.
«Vamos a tener que hacer un trabajo extraordinario», asegura a EFE el ciclista de Sucumbíos, consciente de que la retirada del portugués Joao Almeida les coloca en una situación más compleja para que su líder conquiste su cuarto Tour de Francia.
Narvaez es el más inexperto de un equipo plagado de corredores bregados en las carreteras francesas, pero en los últimos días se ha visto que es el último fusible del equipo, el que se mantiene hasta el final al lado del esloveno.
Camino de Toulouse, fue el ecuatoriano quien le respaldaba en los kilómetros finales, el único que estaba en condiciones de esperarle cuando a falta de 6 kilómetros gestionó mal una curva y se fue al suelo.
«Son cosas que no se pueden controlar en una carrera, aunque quieras tenerlo todo bajo control», dijo el campeón de Ecuador, al que se le notaba fastidiado por el traspiés de su jefe.
Pogacar
«Ahora mismo está con rabia», agregó Narvaez, que ya estaba preparado para trabajar junto a Pogacar cuando se vio el frenazo de los de adelante.
Antes, el campeón de Ecuador había respondido con autoridad a los ataques del danés Jonas Vingegaard y de su compañero estadounidense Matteo Jorgenson.
«Ha estado extraordinario. Los ataques del Visma nos han puesto al límite, pero cuando han visto que Jhonny estaba allí todo ha entrado en orden», dijo el propio Pogacar al final de la etapa.
Horas antes, el ecuatoriano saludaba a su esposa y a su hija en la salida, también en Toulouse, en una soleada mañana en la que el calor amenazaba con endurecer la carrera.
«Nos esperan días muy duros, vamos a tener que estar muy preparados. El día de descanso nos ha venido bien, hemos recuperado y estamos listos para seguir. La primera semana fue muy dura, pero todavía quedan dos por delante con mucha montaña. Tenemos buenos escaladores y estamos con ganas de afrontar lo que llega», aseguró el ciclista del UAE.
Entre la élite
Narvaez convive con corredores que conocen bien las trampas del Tour, el belga Tim Wellens, el español Marc López, el británico Adam Yates o el alemán Nils Politt.
«La segunda y la tercera semana de una carrera tan dura son muy exigentes, veremos cómo nos sentimos cada uno, qué fuerzas nos quedan», afirmó.
Reconoció que hay preocupación, han perdido a Almeida «y Sivakov no está al cien por ciento», pero también consideró que tienen fuerzas suficientes para rellenar esas ausencias: «Es más trabajo para los demás.
Trabajar en la montaña
En vísperas de que el Tour se cuelgue de los Pirineos, el primer contacto con la alta montaña, campo de batalla de grandes escaramuzas contra Pogacar, Narvaez sabe que tendrá que dar un paso al frente, aunque él sigue diciendo que no es un escalador nato.
«Siempre he dicho que no soy un escalador de alta montaña. Puedo estar ahí, pero nadie en este equipo puede sustituir a Almeida. Vamos a tener que hacer un gran trabajo colectivo para conseguirlo», explicó el ecuatoriano, en quien se posan muchos ojos tras la retirada del portugués.
Los próximos días pondrán a cada uno en su lugar y mostrarán si Narvaez emerge como el escudero que necesita su líder. En el UAE no hay dudas de que el equipo podrá respaldar al líder y que el ecuatoriano cumplirá su papel en el dispositivo defensivo contra los ataques del Visma del danés Jonas Vingegaard.
«No creo que aquí nadie pueda decir que tiene un equipo mejor que los demás, todos somos ciclistas de élite y nos preparamos muy bien, no sé si un equipo es más fuerte que otro», señaló.
«Creo más que hay variables tácticas, características de cada uno y que todos trataremos de adaptarnos a las condiciones de la carrera», comentó. EFE
