Antidepresivos en adolescentes: todo lo que el padre necesita saber

Andrés Román Jarrín

Guayaquil, Ecuador

La depresión en la adolescencia no es solo una “etapa difícil” o una señal de rebeldía. Es una condición médica seria que afecta hasta al 20% de los jóvenes antes de llegar a la adultez. Puede traer consecuencias importantes: problemas en la escuela, aislamiento social, consumo de sustancias, embarazos no planificados, enfermedades físicas e incluso un mayor riesgo de suicidio, que es una de las principales causas de muerte entre los 10 y 24 años.

¿Qué son los antidepresivos y cómo ayudan?

Los antidepresivos más usados en adolescentes se llaman ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina). Funcionan aumentando los niveles de serotonina, una sustancia del cerebro que ayuda a regular el estado de ánimo. Estudios científicos han mostrado que estos medicamentos no solo ayudan a tratar la depresión, sino también los trastornos de ansiedad y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) en niños y adolescentes. Por ejemplo, un estudio muy reconocido, el Treatment for Adolescents with Depression Study (TADS), demostró que la fluoxetina logró una mejoría clara en muchos adolescentes después de 12 semanas. Más recientemente, otras investigaciones (Wu et al., BMC Psychiatry, 2025) han encontrado que el escitalopram también puede ser muy eficaz, especialmente para mejorar el funcionamiento diario y el bienestar general.

¿Cuándo se recetan?

Los antidepresivos solo deben usarse cuando hay un diagnóstico claro, como depresión mayor o ansiedad severa. Es decir, cuando los síntomas son intensos, duraderos y afectan la vida cotidiana del adolescente. Usarlos no significa que se ha “fracasado” con la terapia o que el problema es “solo emocional”. Al igual que tratar el asma o la diabetes, estas condiciones merecen atención médica especializada y tratamientos basados en evidencia. Aunque algunos antidepresivos no están aprobados específicamente para adolescentes por la FDA, esto suele deberse a que aún faltan estudios en menores de edad, no porque sean ineficaces.

¿Cuándo se empieza a notar mejoría?

Algunas personas sienten una ligera mejoría en las primeras dos semanas, pero el efecto completo puede tardar entre 4 y 8 semanas. Por eso, es importante tener paciencia y no interrumpir el tratamiento antes de tiempo. Con el paso de los meses, hasta el 80% de los adolescentes mejora con un tratamiento adecuado.

¿Qué efectos secundarios pueden aparecer?

Como todos los medicamentos, los antidepresivos pueden tener efectos secundarios, especialmente al principio. Algunos de los más comunes son: problemas para dormir (insomnio o mucho sueño), molestias estomacales, sudoración excesiva, cambios en la energía o el comportamiento, o pensamientos negativos intensos (en raros casos). Por eso, es fundamental que estos medicamentos sean recetados y monitoreados por un especialista en psiquiatría infantil y adolescente, y que las familias estén bien informadas desde el inicio. Lo positivo es que, bien indicados y con seguimiento adecuado, los estudios muestran que los antidepresivos reducen el riesgo de suicidio en adolescentes.

¿Cuánto tiempo se toma un antidepresivo?

El tratamiento tiene tres etapas:

  1. Fase aguda: cuando se busca que los síntomas mejoren (6 a 8 semanas).
  2. Fase de continuación: cuando se mantiene la mejoría y se previenen recaídas (4 a 5 meses más).
  3. Fase de mantenimiento: la duración depende de cada caso.

Si es el primer episodio, el medicamento puede retirarse después de 1 año de estabilidad. Si hubo dos episodios, se recomienda seguir al menos 2 años antes de suspenderlo. Si hubo tres o más episodios, o estos fueron graves, puede ser necesario seguir el tratamiento por más tiempo.

¿Qué tratamiento es más efectivo?

La mejor opción suele ser combinar el antidepresivo con terapia psicológica, especialmente la llamada terapia cognitivo-conductual (TCC). Para saber si esta terapia está bien enfocada, fíjate en que:

  • El adolescente tenga tareas o ejercicios para hacer fuera de las sesiones.
  • Los padres o cuidadores participen en el proceso.
  • Se trabajen los pensamientos negativos que causan malestar.
  • Se enfrenten poco a poco situaciones que generan miedo o ansiedad (en casos de ansiedad o TOC).

Si la terapia no incluye estos elementos, es posible que no esté siguiendo un enfoque basado en evidencia científica.

Conclusión

Los antidepresivos, especialmente los ISRS, son una herramienta segura y efectiva para tratar la depresión y la ansiedad en adolescentes, cuando se usan de forma adecuada y bajo supervisión por un médico psiquiatra especializado en salud mental infantil y adolescente. Lo más importante es contar con un diagnóstico correcto, acompañamiento profesional, y una buena comunicación entre el adolescente, su familia y el equipo de salud. La salud mental no debe tratarse con miedo ni vergüenza: debe tratarse con el mismo cuidado y seriedad que cualquier otra enfermedad.

  • El Dr. Andrés Román Jarrín es Médico Especialista en Psiquiatría de Adultos, Subespecialista en Psiquiatría Infantil y Adolescente, Máster en Investigación en Salud Mental, Psicoterapeuta certificado, Miembro de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental, Miembro de la Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescente, Acreditado por el Colegio Europeo de Psiquiatría, Fellow de la Asociación Mundial de Psiquiatría, Fellow de la Asociación Internacional de Psiquiatría Infantil y Adolescente. Whatsapp: 0959532217

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