
El Pleno de la Asamblea Nacional, en Quito, rindió tributo el pasado jueves, 7 de agosto, en una sesión solemne a la capital con motivo de los 216 años del Primer Grito de Independencia, ocurrido el 10 de agosto de 1809.
Este acontecimiento marcó el inicio del proceso independentista en Ecuador, posicionando a Quito como un símbolo para América Latina.
Fue una acción liderada por la élite criolla, que anhelaba mayor autonomía y participación política, y que buscaba liberarse del dominio de la Monarquía Española.
El evento comenzó con la entonación del Himno Nacional del Ecuador, seguido del ingreso del Estandarte Nacional y la proyección de un video conmemorativo de la gesta del 10 de Agosto. Posteriormente, la Escolta Legislativa realizó un Toque de Silencio en memoria de los héroes de la independencia.
Durante su intervención, el presidente oficialista del Legislativo, Niels Olsen, destacó que esta no era una ceremonia más, ya que el 10 de agosto de 1809 representó mucho más que una fecha histórica: fue el momento en que un grupo de ciudadanos, entre ellos profesionales, docentes y madres se atrevió a imaginar la libertad antes de tenerla.
Fue una hazaña impulsada no por armas ni poder, sino por valentía y una convicción profunda: que la libertad no se implora, se construye.
Olsen afirmó que, a más de dos siglos de ese hecho, el compromiso no debe ser solo conmemorativo, sino transformador.
Hizo un llamado a forjar una nueva independencia: una verdadera, libre del miedo, la violencia, la corrupción, el desempleo, la indiferencia y la inseguridad.
Discurso
Una independencia donde la democracia sea vivida y no solo prometida, y donde la justicia no dependa del azar o de las influencias personales. Una libertad construida no con sueños vacíos, sino con logros concretos.
Subrayó que el país ha sido, en múltiples ocasiones, dejado de lado por quienes prometieron protegerlo, por quienes optaron por el silencio o confundieron el poder con el privilegio.
Enfatizó que cada decisión legislativa, cada voto o silencio, también moldea el porvenir del país. Gobernar, dijo, implica compromiso, respeto y la firme creencia de que servir es la forma más noble de ejercer el poder.
Finalmente, hizo un llamado a la juventud, a quienes consideró los nuevos protagonistas de la historia: personas valientes, informadas, conectadas y conscientes.
“No están esperando que llegue el futuro, están exigiendo el presente. Jóvenes en las aulas, en los barrios, en las redes y en las comunidades que luchan y siguen creyendo», comentó.
«Ustedes son los nuevos próceres. No reciben un país perfecto, pero sí tienen en sus manos la posibilidad de transformarlo”, concluyó.
La ceremonia concluyó con la interpretación del Himno a la ciudad de San Francisco de Quito y los honores al Estandarte Nacional, que fue escoltado en su salida del salón Nela Martínez.
Nota por: David Josue Quispe Franco.
