Grupo de médicos en Argentina nos recuerda que taras del Socialismo del Siglo XXI no se han ido de Ecuador

Diego Montalvo

Quito, Ecuador

Es triste, realmente triste lo ocurrido en Argentina con esos jóvenes médicos que hicieron trampa para poder tener residencia médica en el vecino del sur. Sin embargo, de allí se pueden sacar varias conclusiones y entre ellas que el paso del Socialismo del Siglo XXI por Ecuador fue durísimo.

Puede ser que tener una repetidora de discursos de odio cada sábado no sea “gran cosa” para algunos, pero lo cierto es que el gobierno de Alianza País torció la norma para hacer de la trampa legal y para quien denuncie los actos incorrectos su fin era ser perseguido, castigado, exiliado o desaparecido.

Los escándalos de corrupción que aquejan al correísmo no es sólo cuestión que funcionarios públicos de la época paguen con cárcel, lo cierto es que va más allá. Si bien Ecuador hasta ahora sigue siendo un país democrático y libre, los vicios del socialismo siguen vigentes. Entre ellos, la viveza criolla parece impregnada en nuestro ADN y lo que es peor, creemos que haciendo lo indebido podemos salirnos con la nuestra, sin pensar que quizá podamos afectar a terceros incluso.

En el mundo actual ser migrante es realmente complejo prácticamente en cualquier país del mundo, y parecería que un grupete de médicos ecuatorianos en Argentina, como se dice vulgarmente, quieren dar papaya. Han puesto a toda la comunidad médica ecuatoriana en riesgo y el estigma social contra el nacional en ese país ha sido bastante duro.

Hoy que las redes sociales son un ápice de violencia y de expresión libre, con razón, los argentinos han expresado su odio hacia los ecuatorianos.

Del otro lado del mundo, jóvenes y adultos de nuestro país en España están temerosos porque los discursos raciales están a flor de piel y si bien en Torre Pacheco (en Murcia) la bronca es con los marroquíes, los ecuatorianos se preguntan: «¿cuándo nos tocará a nosotros?». Si bien parecería un hecho aislado, lo cierto es que no. Ahora los tuits vuelan más rápido que las noticias y con esto, ponen en riesgo a todo ecuatoriano migrante que ya de por sí debe lidiar con las deportaciones en Estados Unidos tras la llegada de Donald Trump.

Pero, quizá, pensando en la trampa, tan “inteligente” de estos ecuatorianos en Argentina, en usar gafas de sol con cámaras y con un chip de inteligencia artificial, vemos lo hábiles que pueden ser para el mal. Pero, lo único “chistoso” que se puede sacar de esto es que mientras a Luisa González en el primer debate presidencial de 2023 que ella participó se le achacaba que usaba “lentes inteligentes” para leer sus pobres argumentos, unos “genios” en Argentina hicieron realidad ese invento que Luisa necesitaba en las discusiones de los candidatos presidenciales para articular media frase coherente.

Quizá, ella debería llamarlos y pedirles ese ingenioso artefacto y así tener todo listo para 2029.

Toda acción tiene una reacción, reza la tercera ley de Newton. El daño está hecho, la trampa puesta y las ganas de ser “vivísimos” ojalá no salga tan caro. Rezarán. El país debe repudiar estos actos, pero a la vez entender su origen.

¿En qué sociedad vivimos? ¿Cómo va el mundo ahora? El conflicto está a la orden del día. Sabemos el origen del mal, pero la pregunta es ¿cómo hacer para cambiarlo? El progresismo, queda comprobado, jamás será la repuesta. Pues en Argentina se quiere reducir todo a discursos “xenófobos”.

No, la ilegalidad fue hecha de forma premeditada entre salidas rápidas y varias al baño para filtrar un examen importante. Estamos supuestamente hablando de “reconstruir el tejido social”, la verdad esa idea está quedando linda, al tiempo que se comenten errores monumentales. Realmente me estoy conteniendo de colocar palabras un poco castizas para referirme a este bochornoso suceso, pero las digo en voz alta mientras redacto para sacar esa rabia interna. 

Ojalá, a los ecuatorianos allá no se les ocurra hacer, en jerga argentina, más pelotudeces de ese tamaño. Recuerden que cada persona es un reflejo de su cultura, su crianza y su bandera. Cada quien es embajador de su país si sale de su territorio y más si se supone busca mejores condiciones de vida en otro lado. A sacudirse de los vicios del correísmo y que este sea un llamado para ser personas mejores.

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