
Lima, Perú
El título de esta columna alude a la mandataria mexicana, Claudia Sheinbaum, quien ha vuelto a defender públicamente al ex mandatario Pedro Castillo, sosteniendo la falacia de que está “encarcelado injustamente, víctima de una persecución política», ante lo cual anuncia que recurrirá a la ONU «para garantizar el respeto a los derechos humanos y la justicia».
Al hacer esa descocada declaración, la presidenta azteca viola flagrantemente el principio de no intervención, consagrado en el artículo 19 de la Carta de la OEA, que establece que «ningún Estado o grupo de Estados tiene el derecho de intervenir, directa o indirectamente, y sea cual fuere el motivo, en los asuntos internos o externos de cualquier otro».
La señora Sheinbaum, asimismo, ha devenido en un personaje desleal a su patria, al privilegiar a Cuba sobre su país, que registra 39 % de pobres y 7% en extrema pobreza, porcentaje que involucra a 40 millones de personas.
A pesar de esas magras cifras, la presidenta azteca, en lugar de utilizar todos los recursos del Estado para apoyar a desvalidos connacionales, desvía parte de los fondos públicos para subvencionar a Cuba.
Sólo de mayo a julio del 2025 las autoridades aduaneras registraron la salida hacia la isla de 39 embarques de hidrocarburos por un monto de 850 millones de dólares, cifra cercana a los mil millones enviados de julio del 2023 a septiembre del 2024.
Estas granjerías se iniciaron en la administración de Andrés Manuel López Obrador, AMLO, que exportó a la isla 100 mil barriles de diésel y toneladas de alimentos.
No era ayuda humanitaria neutral, sino un salvavidas político al régimen; y, desde entonces, los cargamentos se institucionalizaron, conforme advierten los analistas.
Para fortalecer esa vinculación, en mayo del 2022 el presidente de Cuba y primer secretario del Partido Comunista, Miguel Diaz-Canel, realizó una visita oficial a México. En la ciudad capital fue condecorado con la Orden del Águila Azteca en el «Grado de Collar», la más alta distinción a una personalidad extranjera y AMLO lo calificó de líder «humanista», soslayando la feroz represión que emprendió el 2021 contra miles de pacíficos ciudadanos que reclamaban por la escasez de alimentos, medicinas, cortes de electricidad y falta de libertades.
800 participantes fueron encarcelados por “sedición, vandalismo, robo y desorden público” y 172 de ellos recibieron codenas entre cuatro y 30 años de cárcel.
México, por otra parte, se encuentra atrapado en un círculo de violencia. Durante el gobierno de AMLO – 2018-2024 – ocurrieron 196 mil asesinatos, data superior a sus antecesores, los ex mandatarios Peña Nieto y Felipe Calderón, en que sucedieron 102 mil y 80 mil muertes respectivamente.
Otro grave problema para México es que entre 12 a 14 millones de personas se encuentran en condición de migrantes ilegales en los Estados Unidos, muchos de los cuales están ocultos, en la clandestinidad, temerosos de ser detenidos y deportados no solo por indocumentados sino porque los vinculan al tráfico de drogas.
Un reporte del New York Times señala que, según la DEA y el Departamento de Justicia, el fentanilo se produce casi en su totalidad en México y otro medio de prensa advierte que parte del territorio de ese país se encuentra controlado por los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, autores de centenares de barbaros asesinatos.

Pero ninguno de esos temas parece importar al gobierno mexicano, centrado en calumniar al Perú y ejercer la defensa de Pedro Castillo, fallido golpista.