Claudia Sheinbaum, la metiche

Fotografía cedida por la Presidencia de México, de su mandataria, Claudia Sheinbaum (d), saludando al secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, durante una reunión este miércoles, en Ciudad de México (México). Sheinbaum recibió a Rubio en el Palacio Nacional, donde mantendrán un encuentro sobre la cooperación en diversos frentes, con especial énfasis en la lucha contra el crimen organizado en un momento en el que Washington ha redoblado su ofensiva contra los carteles de la droga. EFE/ Presidencia de México.

Luis González Posada

Lima, Perú

El título de esta columna alude a la mandataria mexicana, Claudia Sheinbaum, quien ha vuelto a defender públicamente al ex mandatario Pedro Castillo, sosteniendo la falacia de que está “encarcelado injustamente, víctima de una persecución política», ante lo cual anuncia que recurrirá a la ONU «para garantizar el respeto a los derechos humanos y la justicia».

Al hacer esa descocada declaración, la presidenta azteca viola flagrantemente el principio de no intervención, consagrado en el artículo 19 de la Carta de la OEA, que establece que «ningún Estado o grupo de Estados tiene el derecho de intervenir, directa o indirectamente, y sea cual fuere el motivo, en los asuntos internos o externos de cualquier otro».

La señora Sheinbaum, asimismo, ha devenido en un personaje desleal a su patria, al privilegiar a Cuba sobre su país, que registra 39 % de pobres y 7% en extrema pobreza, porcentaje que involucra a 40 millones de personas.

A pesar de esas magras cifras, la presidenta azteca, en lugar de utilizar todos los recursos del Estado para apoyar a desvalidos connacionales, desvía parte de los fondos públicos para subvencionar a Cuba.

Sólo de mayo a julio del 2025 las autoridades aduaneras registraron la salida hacia la isla de 39 embarques de hidrocarburos por un monto de 850 millones de dólares, cifra cercana a los mil millones enviados de julio del 2023 a septiembre del 2024.

Estas granjerías se iniciaron en la administración de Andrés Manuel López Obrador, AMLO, que exportó a la isla 100 mil barriles de diésel y toneladas de alimentos.

No era ayuda humanitaria neutral, sino un salvavidas político al régimen; y, desde entonces, los cargamentos se institucionalizaron, conforme advierten los analistas.

Para fortalecer esa vinculación, en mayo del 2022 el presidente de Cuba y primer secretario del Partido Comunista, Miguel Diaz-Canel, realizó una visita oficial a México. En la ciudad capital fue condecorado con la Orden del Águila Azteca en el «Grado de Collar», la más alta distinción a una personalidad extranjera y AMLO lo calificó de líder «humanista», soslayando la feroz represión que emprendió el 2021 contra miles de pacíficos ciudadanos que reclamaban por la escasez de alimentos, medicinas, cortes de electricidad y falta de libertades.

800 participantes fueron encarcelados por “sedición, vandalismo, robo y desorden público” y 172 de ellos recibieron codenas entre cuatro y 30 años de cárcel.

México, por otra parte, se encuentra atrapado en un círculo de violencia. Durante el gobierno de AMLO – 2018-2024 – ocurrieron 196 mil asesinatos, data superior a sus antecesores, los ex mandatarios Peña Nieto y Felipe Calderón, en que sucedieron 102 mil y 80 mil muertes respectivamente.

Otro grave problema para México es que entre 12 a 14 millones de personas se encuentran en condición de migrantes ilegales en los Estados Unidos, muchos de los cuales están ocultos, en la clandestinidad, temerosos de ser detenidos y deportados no solo por indocumentados sino porque los vinculan al tráfico de drogas.

Un reporte del New York Times señala que, según la DEA y el Departamento de Justicia, el fentanilo se produce casi en su totalidad en México y otro medio de prensa advierte que parte del territorio de ese país se encuentra controlado por los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, autores de centenares de barbaros asesinatos.

Pero ninguno de esos temas parece importar al gobierno mexicano, centrado en calumniar al Perú y ejercer la defensa de Pedro Castillo, fallido golpista.

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