
‘Battlefield 6’, histórica saga de videojuegos de guerra y acción en primera persona, estrena nuevo título y recupera su esencia con una apuesta centrada en la espectacularidad técnica y el realismo táctico, en una entrega más madura y decidida a satisfacer a todo tipo amantes del género bélico.
Un título que añade esta vez un ritmo vertiginoso a los clásicos combates ‘online’ multijugador por equipos y realiza en esta entrega una apuesta decidida por un renovado ‘modo historia’ con una jugabilidad inmersiva, visualmente impactante y una narrativa que huye de historias rocambolescas de títulos pasados.
La saga ‘Battlefield’, con más de 20 juegos a sus espaldas y cerca de 89 millones de copias vendidas (según Statista) desde su primer título en 2002 , ha vuelto con esta entrega a sus orígenes con una historia más realista en un mundo ambientado en 2027, en el que la OTAN se encuentra rota tras el asesinato de su secretario general, debilitada por la inestabilidad, la desconfianza y la deriva geopolítica, lo que provoca que muchas potencias abandonen la Alianza.
En medio de ese caos, al borde del colapso, emerge una sospechosa corporación militar privada, Pax Armata, para imponer un nuevo orden con el uso de la fuerza, pero un último bastión de resistencia, el Dagger 13 (controlado por los jugadores), intentará interponerse en su camino infiltrándose en la organización e intentando sabotear sus planes.
En este contexto, ‘Battlefield 6’ recorre a lo largo de nueve misiones localizaciones como Gibraltar, el Valle de Mirak (Tayikistán), El Cairo o Nueva York, con unos mapas que a pesar de no ser muy grandes, impresionan por su nivel de detalle y conectan de forma muy fluida con los escenarios del modo ‘online’ multijugador.
Un juego más táctico
La jugabilidad no busca reinventar sino perfeccionar su desarrollo. Es rápido e intenso con una mecánica más fluida pero, sobre todo, es más táctico, premia la exploración para los amantes de los coleccionables y, en general, está alejado de otros títulos del género más lineales y centrados únicamente en “pegar tiros”.
El título, además, ofrece armas muy diferenciadas llenas de detalles, gran variedad de roles en los personajes, de vehículos (se pilotan tanques, aviones o anfibios), situaciones llenas de adrenalina como saltos en paracaídas y la posibilidad de destruir completamente todo el entorno y los edificios, lo que añade estrategia, variedad y dinamismo al juego.
En el modo historia, el jugador controla a todo un equipo al que puede dar órdenes de atacar, mantener la posición o defenderse, lo que le da un toque táctico muy interesante a la campaña.
Tanto el modo historia como el multijugador proponen un ritmo muy rápido, con un combate que no da tregua no exento de un carácter de simulador que obliga a pensar antes de actuar, exigiendo buscar la retaguardia o defender los flancos, lo que le aleja de otros títulos que consisten en simples juegos de disparos en primera persona.
Con esta nueva entrega, la desarrolladora EA DICE ha vuelto a sus orígenes para ofrecer una atmósfera y una ambientación muy cuidada, sin renunciar a la acción frenética y, sobre todo, que es pura diversión para los amantes del género.
Aunque es precisamente esa acción tan rápida la que ha supuesto una de las principales críticas de la comunidad ‘gamer’, al ser un modo de juego menos estratégico de lo habitual en la saga y más espídico, cercano a su gran rival en el género, ‘Call of Duty’.
En ciertos momento, las imágenes de las guerras reales se asemejan demasiado a un videojuego, con la visión del soldado como cámara principal, y, en este caso, por su atmósfera y unos gráficos hiperrealistas, esa línea es aún más difusa haciendo sentir al jugador la sensación de encontrarse en un conflicto bélico real, sintiendo la vulnerabilidad y crueldad de la zona de guerra.
Otro de sus principales aciertos está en su narrativa, con una historia con la que es más fácil empatizar al resultar más cercana a un futuro inmediato no tan descabellado como en otros títulos de la saga, como el precedente ‘Battlefield 2042’, de armas futuristas, destrucción climática, mercenarios y países incomunicados. EFE (I)