El Gobierno del ultraliberal Javier Milei impulsará en Argentina el debate de una reforma laboral que ya despierta el rechazo sindical, en momentos de elevada informalidad y destrucción de puestos de trabajo, tanto en el sector privado como en el público.
Milei, en la Presidencia desde finales de 2023, enviará al Congreso un proyecto de «modernización» de la normativa laboral para su discusión después del 10 de diciembre, cuando se renueve la composición de las dos cámaras parlamentarias a la luz del triunfo del oficialismo en los comicios legislativos del pasado 26 de octubre.
Aunque el texto definitivo del proyecto aun no está listo, fuentes oficiales consultadas por EFE señalaron que la iniciativa busca «eliminar las rigideces que frenan la creación de empleo, simplificando procesos y modernizando normas» para «facilitar la contratación y la formalización».
Entre los cambios propuestos está el que los convenios colectivos por sector de actividad dejen de tener primacía sobre los acuerdos por empresa, lo que, según el Gobierno, permitirá ajustar las cláusulas a la realidad de cada empresa.
El Ejecutivo de Milei quiere, además, que las negociaciones paritarias tengan en cuenta las diferencias entre regiones del país y la «sostenibilidad económica» de las empresas.
Considera que la actualización salarial por la tasa de inflación -aún muy elevada en Argentina- es un «modelo agotado» que debe ser reemplazado por otro basado en el «mérito» y la «productividad» del empleado.
La reforma también promoverá la libertad contractual para pagar sueldos en la moneda que se pacte y la creación de ‘bancos de horas’, para que las horas extra acumuladas, en vez de ser pagadas, se compensen con días libres.
La reacción de los sindicatos
Las centrales sindicales de Argentina -en las que tiene fuerte peso el peronismo, principal fuerza de oposición política- han anticipado su rechazo a cualquier reforma que implique retrocesos en los derechos de los trabajadores.
Los dirigentes gremiales admiten que se necesita modernizar ciertos acuerdos colectivos para introducir cuestiones como el teletrabajo o los empleos vinculados a las nuevas tecnologías, pero rechazan cambios que limiten el rol de los sindicatos o pongan al trabajador en una posición de debilidad ante la empresa a la hora de establecer condiciones de trabajo y salarios.
«La reforma así planteada lo único que va a lograr es precarizar al trabajador. Lo único que se busca es la eliminación de los sindicatos», advirtió a EFE Mariano Moreno, secretario general del Centro de Patrones y Oficiales Fluviales, de Pesca y de Cabotaje Marítimo.
El dirigente sindical señaló que Milei, que también planea impulsar una reforma en el régimen tributario, «no tiene un proyecto productivo para Argentina», lo que -recalca- es «esencial» para fortalecer la producción nacional y generar empleo.
«Una reforma laboral que no esté atada a un plan productivo no creará fuentes de trabajo. Por el contrario, Milei ha generado despidos masivos en el Estado y su política económica provoca el cierre de comercios e industrias, que dejan gente en la calle», afirmó Moreno.
Temor a la «precariedad laboral»
Según Hernán Letcher, director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), entre los aspectos «preocupantes» de la reforma están el ‘banco de horas’, «porque obligará al trabajador a una disposición laboral constante», y los ‘salarios dinámicos’, que obligará a negociaciones individuales entre la empresa y cada trabajador.
«Esto profundiza las desigualdades y las arbitrariedades en la relación laboral y quita poder a los gremios», observó Letcher.
De acuerdo a datos del CEPA, desde el inicio del Gobierno de Milei y hasta julio pasado cerraron 18.032 empresas -30 por día- y se perdieron 253.728 puestos de trabajo asalariados registrados en el sector privado, mientras que en el ámbito público nacional se perdieron hasta agosto 57.621 empleos.
Según las últimas cifras oficiales disponibles, la tasa de desempleo se ubicó en el segundo trimestre del año en el 7,6 %, con caída en el empleo asalariado formal y crecimiento en el trabajo por cuenta propia y en el empleo no registrado, con una tasa de informalidad del 42 %. EFE (I)
