Quito, Ecuador
Que en 2025 se estrene la serie Welcome to Derry, La larga marcha y El fugitivo, donde dos son novelas distópicas y la primera es un preámbulo de la novela It, no es ninguna casualidad si se lo mira con detenimiento. Pues, en el universo de horror kingniano todo parte de la Torre Oscura, literariamente hablando es el universo de pesadilla completo. Sin embargo, si se toma como punto de partida varias entrevistas de Stephen King contra Donald Trump, podemos especular que sus críticas se pasaron al cine para inmortalizar aún más sus novelas.
La larga marcha (The Long Walk) no es sino un viaje por carretera donde cada joven participante es asesinado si no resiste caminar. Están acompañados por militares que únicamente les dan agua y comida, pero de allí los caminantes deberán ver cómo se las arreglan. Deben caminar mínimo a cinco kilómetros por hora sino recibirán una advertencia. Si llegan a tres son fusilados. Si bien, cada participante escoge voluntariamente participar, lo hacen por varias razones.
Durante la caminata, con el diálogo entre personajes, se conoce la vida pasada de cada uno y el premio a culminar la larga marcha es dinero y un deseo que el vencedor anhele. Un dato no menor es que si bien la novela se ambienta poco después de la guerra de Vietnam, hay varios simbolismos. El Comandante (del cual no sabemos su verdadero nombre y en la versión cinematográfica es interpretado por Mark Hamill) hace alusión varias veces a la crisis económica. De hecho, varios críticos y analistas recuerdan que la crisis de Estados Unidos podría compararse al tiempo de la Gran Depresión de los años 30 y los más optimistas al de la guerra de Vietnam de los años sesenta.
Digamos entonces que participar en la larga marcha es decisión personal, así como ir a elecciones en países donde el voto es opcional. Escoger democracia o escoger autoritarismo es decisión propia pero el destino de esa elección afecta al resto. Si bien este proyecto se postergó por décadas que en pleno mandato de Trump se haya vuelto el proyecto no debe verse como una casualidad. Así, el presidente (El Comandante) y los estadounidenses son los jóvenes que caminan. Bajo esa lógica, Stephen King siempre defendió a los marginados.
Yendo a eso, supongamos que ni siquiera los que caminan son estadounidenses sino latinos migrantes que por cumplir un sueño caminan esa carretera sabiendo, además, que su final será el mismo: la deportación. Es decir, la muerte del sueño americano que resulta una falacia donde sólo está El Comandante con gafas oscuras sonriendo. Es un país militar.
Presagiando un fatal destino de la sociedad norteamericana, Stephen King publicó también en la década de los 80 publicó una novela titulada El fugitivo (The Running Man) la cual curiosamente se ambienta en un lejano 2017 —primer año del primer mandato de Donald Trump—. Allí, un hombre va a un programa de concurso por televisión y juega un juego el cual consiste en permanecer vivo el mayor tiempo posible. El ejército utiliza toda su tecnología para capturarlo. Por ello, es literalmente un fugitivo que huye y se esconde, controlado por la propaganda del Estado y volviéndolo un criminal. La gente por las pantallas lo odian y desprecian sin saber la razón y la audiencia de este programa de concurso lo quiere muerto a toda costa.
King, simbólicamente al estilo de 1984 de George Orwell, habla de un estado de propaganda, de la espectacularización del crimen y la minimización de la esencia humana. Finalmente, Stephen King no ha dejado de comparar (siempre que puede) a Donald Trump con Pennywhise, su diabólico payaso. En ese sentido, el mismo Derry no es una ciudad de Estados Unidos sino es su Estados Unidos. Este ser que mata niños por placer (si bien es un símbolo literal del asesino serial John Wayne Gacy) también puede verse como una crítica a la figura de Jeffrey Epstein. Derry es el abismo donde Pennywhise habita y es amo y señor de sus pobladores, así como una constante violencia que se desata entre ellos. Las libertades civiles son justamente lo que implica este payaso donde también puede ser representado como una versión kingniana del ICE. Añadiendo que el autor de It y El resplandor es el más vetado y sus libros son los que más se han prohibido en escuelas.
Tiempos de crisis económicas, violencia extrema y destrucción de la esencia humana, Stephen King parecería el gran guionista de la realidad mundial de la segunda década del siglo XXI. Pero, sus demonios son realmente pequeños cuando se piensa en la realidad que desde ya supera cualquier tipo de relato de ficción.
