Guayaquil, Ecuador
Se dice que el posporno es un movimiento activista que por medio del arte busca trastornar el orden establecido en cuanto a la sexualidad a través de reinterpretaciones feministas y queer de la pornografía. Y eso es lo al parecer ha promovido el Municipio de Quito a través de la obra teatral que combina performance y posporno «Aristócratas: crónicas de una marica incómoda» , presentada en el Museo de la Ciudad ¡dentro de su capilla y sin censura de edad! en el mes de noviembre.
Cabe resaltar que el museo ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y la capilla donde se presentó la obra es el lugar donde se conservan por riqueza patrimonial e histórica imágenes y otros elementos propios de la religiosidad cristiana que profesan más del 95% de las personas, lo cual podría ser considerado por muchos como un sacrilegio.
Parece oportuno preguntarnos que sentido tiene el que nuestras autoridades utilicen impuestos ciudadanos para promover una disque propuesta cultural que solo pretende ampliar el imaginario pornográfico y sexualizar el habitar del espacio ecuatoriano. ¿Acaso eso no podría considerarse como promover la degeneración del carácter moral de nuestra sociedad y faltar al deber de custodiar el orden social?.
Esperemos el alcalde de Quito analice lo sucedido y considere la posibilidad de prohibir desde ahora este tipo de actos para mostrar el respeto debido a la sensibilidad moral y religiosa de nuestro pueblo, marcada por los principios y valores herencia de la fe cristiana, que forman parte de nuestra cultura y tradiciones patrias.
