El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, sacó pecho este miércoles de su gestión económica y social y puso ya la mira en 2026, el «año de la verdad», cuando se presentará a la reelección para intentar un cuarto mandato.
«Tenemos que crear la idea del momento de la verdad para mostrar quién es quién en este país, quién hace qué en este país, qué ocurrió antes de nosotros y qué ha ocurrido cuando llegamos al Gobierno», dijo Lula en una reunión con sus casi 40 ministros, en Brasilia.
En su discurso, el dirigente progresista aseguró que Brasil vive «un momento casi único» en su historia como consecuencia del crecimiento de su industria y su potente sector agropecuario, unido a una tasa de desempleo en mínimos y una inflación a la baja.
También reivindicó las medidas de distribución de renta impulsadas desde que regresó al poder, en enero de 2023, y aprobadas a pesar de estar en minoría en un Parlamento dominado por fuerzas conservadoras y liberales.
En este sentido, instó a sus ministros a dar a conocer las acciones del Gobierno entre la población, pues tiene la impresión de que no han logrado «la narrativa correcta» para que los brasileños perciban de manera positiva su gestión.
Según los últimos sondeos de opinión, los electores están divididos entre los que aprueban el Gobierno de Lula (48 %) y los que no (49 %). El jefe de Estado atribuyó esos datos a la polarización reinante en este país de 213 millones de habitantes.
«El año que viene (en las elecciones) las personas tendrán la oportunidad de escoger el tipo de país que quieren y ahí es muy importante que mostremos lo que hemos hecho» porque «el año electoral será el año de la verdad», señaló a su gabinete.
Para Lula, su Gobierno ha acabado con la «invisibilidad» de los pobres, de los que solo se acordaban en los procesos electorales, en su opinión.
«Hoy las personas comen tres veces al día y tienen el derecho de ir al cine porque nunca se ha invertido tanto en cultura como en los últimos tres años», manifestó.
Lula, de 80 años, buscará en 2026 su cuarto mandato no consecutivo, después de gobernar el país entre 2003 y 2010.
Las primeras encuestas lo sitúan al frente de la carrera presidencial con una ventaja de dos dígitos sobre los principales candidatos del campo de la derecha, entre ellos el senador Flávio Bolsonaro, hijo del expresidente Jair Bolsonaro, este último encarcelado e inhabilitado por intento de golpe de Estado.
No obstante, aún hay dudas sobre la candidatura de Flávio Bolsonaro, quien llegó a afirmar que retiraría su nombre de la contienda por el «precio» justo, que, según él, sería una improbable amnistía que libre a su padre de la cárcel y le permita presentarse como candidato presidencial en 2026. EFE (I)
