Cierra por crisis galería niuyorquina abierta durante 165 años

 

Una galería tradicional niuyorquina cerró sus puertas repentinamente. En una nota en la puerta del edificio de la calle 70 donde funcionaba la galería Knoedler and Company se leía “Con profundo pesar, los propietarios de la Galería Knoedler anuncian su cierre a partir del 30 de noviembre de 2011. Se trata de una decisión comercial cuidadosamente meditata durante largo tiempo”.

Manhattan pierde de esta manera una de sus galerías más antiguas y prestigiosas, pero incapaz de sobrevivir a la crisis económica que ya se ha llevado por delante a otros colegas menos veteranos. Knoedler, que abrió al público cuando Nueva York carecía de grandes museos, contribuyó a consolidar el gusto por el Arte de las principales familias de la ciudad, en cuyas casas nunca faltaba alguna obra adquirida en el respetado establecimiento informó Arteselección.

La noticia de su desaparición ha caído como una bomba entre sus colegas. Lucy Mitchell-Innes, presidenta de la Asociación de Comerciantes de Arte de América, expreso una «tristeza enorme” tras recordar que Knoedler & Company proporcionó obras de primerísima fila a colecciones tan importantes como las del Metropolitan, el Louvre, la Tate Gallery y JP Morgan. Todos se preguntan, además, qué será de la valiosa biblioteca de la galería, en la que se guardan catálogos que se remonta a 1863, cartas, fotografías, registros de venta y libros de inventario.

Knoedler & Company, que en sus 165 años de existencia ocupó ocho sedes diferentes, fue fundada en 1846 por Michael Knoedler, representante en los Estados Unidos de la compañía francesa Goupil & Company. Desde entonces, Knoedler y sus sucesores se dedicaron a promocionar a grandes artistas norteamericanos como Frederic E. Church, Winslow Homer, George Bellows, John Singer Sargent, Jackson Pollock, Milton Avery , Helen Frankenthalery y Frank Stella, entre otros muchos.

El declive de Knoedler & Company comenzó a gestarse cuando la familia fundadora de la firma perdió su control absoluto en los años 70. Primero se produjo el traslado al edificio de la calle 70 que encareció notablemente los gastos fijos de la empresa. Después siguieron sucesivas renovaciones del establecimiento, cada vez más caras y ambiciosas, a las que se sumaron arriesgadas inversiones que llevaron el balance al terreno de las pérdidas. Fue entonces cuando el coleccionista de Arte Armand Hammer compró la galería por 2 millones de euros. Su nieto, que volvió a remodelar las instalaciones en 2005, terminó de hundir el negocio.

El cierre de Knoedler & Company ha sido tan repentino que, horas después de colocar el rótulo de despedida en la puerta, aún se anunciaba en su página web la próxima inauguración de una exposición dedicada al escultor Charles Simonds.

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