El Museo Británico adquiere la ‘Suite Vollard’ de Picasso

 

Los cien grabados que forman parte de la ‘Suite Vollard’ de Pablo Picasso ahora pertenecen al Museo Británico. La serie realizada entre 1930 y 1936 fue adquirida con la donación de 1,2 millones de euros del gestor de fondos de la City Hamish Parker.

La ‘Suite Vollard’ es fruto del encargo realizado a Picasso por el marchante parisino Ambroise Vollard, que organizó la primera exposición del artista español en la capital francesa, según publicó Arteselección. Picasso se comprometió a realizar 100 grabados a cambio de dos cuadros: uno de Cézanne y otro de Renoir, alcanzando así una serie que es sólo comparable en calidad y extensión a las de Rembrandt y Goya.

La colección se compone de 97 estampas divididas en cuatro bloques de temas típicamente «picasisanos», como son ‘El taller del escultor’, ‘El Minotauro’, ‘Rembrant’ y ‘La batalla del amor’. Picasso ofrece con ellas su mejor perfil de grabador, una faceta en la que no es tan conocido como la de pintor. Su curiosidad insaciable y su incansable necesidad de crear le llevaron a utilizar medios diferentes a la pintura, cambiando un formato que terminó por revolucionar.
Ejecutada con técnicas tan variadas como la punta seca, el aguafuerte y el aguatinta al azúcar, la ‘Suite Vollard’ muestra veladuras desconocidas hasta el momento en la técnica gráfica y también líneas muy puras que atestiguan la excepcional dotación de Picasso para el dibujo. Algunos de los grabados fueron producidos durante un periodo crítico en la carrera del maestro español, que estaba evolucionando desde un Neoclasicismo depurado hasta la aparición de temas clave en su mitología personal como los faunos o el Minotauro. En ellos predomina la parte más animal de tan fantásticos personajes.

Las planchas de la ‘Suite Vollard’ reúnen también rasgos de la biografía sentimental de su autor, como la ruptura con Olga Koklova, los amores prohibidos con Marie-Thérèse Walter, entonces menor de edad, y su conflictiva relación con Dora Maar. Vollard incluyó también en la serie tres retratos de él mismo realizados por el artista en 1937.

La estampación representó en la carrera de Pablo Picasso un pequeño pero continuo papel entre sus primeros trabajos, especialmente al final de la década de los 20 y al principio de los 30, cuando se comprometió definitivamente con una técnica que ya utilizaría durante toda su carrera. El propio Picasso describió sus grabados como «un diario visual» y una manera de poder llevar la cuenta de las ideas que le iban surgiendo.

La serie adquirida ahora por el Museo Británico es la única de propiedad pública en el Reino Unido, y será expuesta a partir del mes de mayo en lo que se convertirá en un homenaje póstumo al padre de Hamish Parker. El intermediario financiero decidió adquirirla para la institución porque su progenitor era un rendido admirador de Picasso y del Museo Británico.

De esta manera, el British entra en el selecto club de museos que poseen un juego completo de estos grabados picassianos, que hasta ahora sólo se encontraban en las colecciones de la National Gallery de Washington, el Museo de Arte Moderno de Nueva York y el museo Picasso de París.

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