Héctor Cañón: «La poesía aborda la complejidad de la memoria»

Héctor Cañón, poeta. Foto de cortesía.

La poesía es una habitación. Adentro, asisten los recuerdos, la memoria. La infancia golpea la puerta, es la palabra la que escribe silencio. En la habitación, la nostalgia desanda los no-lugares, forma el Cuarteto Elemental.

“El poeta, va guiando al lector en cada texto, y lo hace reflexionar ante la presencia inexorable de la muerte, el devenir de las ciudades imaginadas, la casa del hombre donde habita el vacío, la memoria de las piedras, el amparo de las hojas que agita el caminante.”, así reza el veredicto del Premio Internacional de Poesía Paralelo Cero 2018, su autor, el poeta colombiano, Héctor Cañón (1974).

Previo a su llegada a Ecuador, mantuvimos una conversación con el poeta.

En Cuarteto Elemental existe un rasgo distintivo: la simplificación del lenguaje. ¿Cómo concebiste el libro, cuéntame cómo fue el proceso de creación?

Los primeros versos surgieron en Palomino, un pueblo de la costa colombiana. Este es un lugar regado por diferentes aguas: lluvias torrenciales, dos ríos que bajan de la Sierra Nevada de Santa Marta y el mar Caribe. Los primeros movimientos fueron un intento de dialogar con el agua, tratando de emular sus tonos. Luego, allí mismo y en Bogotá, se gestaron y avanzaron las secciones correspondientes a tierra y aire sin que estuviera claro el propósito final. En algún momento, se despejó el panorama. Decidí que esas semillas podían compartir un libro que abordara los cuatro elementos. La sección del fuego fue un trabajo consciente para redondear la idea.

En “Antes de las olas, el agua”, la primera parte de tu libro, el agua es un no lugar donde habitan tus obsesiones: el amor, la muerte.

Además de ser una conversación íntima con el agua, es un símil, en veinte poemas, sobre el río y la vida: corriente, orilla, reflejo, fondo y superficie. En esa medida, los temas mencionados permean el curso de los versos junto a otros como la presencia, el instante y la memoria.

“Antes de la palabra el aire era claro y no había orillas en el cuerpo./ Antes de la flor, la semilla y el árbol aun no soñado.”.  Sigues con el discurso poético de tu anterior libro Los viajes de la luz: la nostalgia, el retorno y ese encuentro, ¿Cuánto de tu pasado habita en tu poesía?

Hay una intención de regresar a pasajes donde los hechos sucedieron de una forma inesperada o devastadora. En el ser humano predomina la idea de que lo sucedido no tiene vuelta de hoja y una parte considerable de su sufrimiento proviene de la obsesión por el pasado. La poesía es una herramienta eficaz en el intento de renunciar a almacenar basura en los almacenes de la memoria y rescribir lo vivido.

En la segunda parte de tu libro, “Al amparo de las hojas que agita el caminante”, escribes Todo lo que no está a mi lado me abandonó. La memoria es el lugar de enunciación…

Tiene dos movimientos inversos que, a la vez, son complementarios: el cuerpo asciende una montaña y la mente ahonda en sus recuerdos. Algunos versos se ocupan del componente físico de esta doble intención, mientras que otros intentan abordar la complejidad de la memoria.

Has dicho sobre este libro que lo escribiste mientras cruzabas un desierto. ¿Cómo la poesía puede salvar a una persona de la soledad?

“El escritor conoce por anticipado, en kilómetros, el tamaño de su soledad”, dice Gastón Bachelard. Baudelaire, al referirse a Wagner, ve la conciencia de la soledad que le despierta su música como “inmenso horizonte” y “amplia luz difusa”. No creo que la poesía pueda ser un salvavidas para la soledad, que es una presencia envolvente e incluso invasiva. Sin embargo, pienso que es uno de los recursos con que contamos para habitarla de una forma que nos permita no rechazarla, profundizar en ella y aceptar los beneficios que ofrece cuando nos rendimos a su inevitabilidad.

En las dos últimas partes de tu libro, “El desvanecimiento del contorno” y  “Los frutos de la ira prohibida”, el viaje es un eterno retorno, no hay salida.  El viaje y la escritura están ligados a la muerte y son temas recurrentes. Solo quien no sabe a dónde va puede llegar a salvo a su destino.” ¿Cómo descubriste el punto de llegada a Cuarteto Elemental? 

Como mencionaba, el punto de partida de Cuarteto Elemental no fue premeditado y en algún punto del camino la idea final se aclaró por si misma. Siento que el poema solo se convierte en poesía cuando alguien diferente de su autor lo escucha o lo lee con la misma atención que fue escrito. Los lectores son quienes garantizan el retorno del que hablas. Encuentran elementos que no han sido concientizados por el autor y al hacerlo lo rescriben. El poema es un viaje, que a pesar de tener un inicio y un final, continúa cada vez que alguien se estaciona en alguno de sus versos.

Con Cuarteto Elemental ganaste el Premio Internacional Paralelo Cero 2018. ¿Qué me puedes contar de tu premio?

La poesía es un oficio solitario y con escasos reconocimientos en el ámbito social. Siento que es un aliciente para continuar. Es un concurso serio, que en cada nueva edición crece y demuestra su transparencia.

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Por Cristian López Talavera

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