Barcelona conquista Wembley

El Barcelona recupera el tiempo perdido a toda velocidad. Tras enlazar el título en el moderno Wembley con el que obtuvo el dream team en el antiguo estadio londinense en 1992, se equipara por fin en el palmarés a algunos de los grandes del fútbol europeo. La cuarta corona, la tercera en los últimos seis cursos, le iguala en el recuento de campeones de la Copa de Europa al Ajax y el Bayern Múnich. Por delante de ellos están el Madrid, con nueve; el Milan, con siete, y el Liverpool, con cinco. El Barça relega al Manchester United, con tres después de haber disputado cinco finales. Los azulgrana, además, otorgan la hegemonía a los clubes españoles con 13, uno más que los sumados por los italianos. Tal como lo cuenta el portal deportivo español As.

Al Barcelona le costó poco más de diez minutos tomar las riendas de la final más importante del año para el Barcelona. Porque hasta entonces, el Manchester era quien dominaba y complicaba a la defensa y especialmente al arquero Víctor Valdés. Lo hacía con una presión constante en la salida y mucho juego por las bandas, especialmente en la izquierda, con Ryan Giggs y Wayne Rooney como estandartes.

Y fue justamente a los 10 minutos que la historia cambió. Barcelona tuvo su primera aproximación y directamente decidió instalarse en el campo del United, local en el nuevo Wembley. A partir de ese momento la presión inglesa mermó y Xavi se adueñó del juego.

El mediocampista español, capitán del Barcelona, se cargó el equipo al hombro y a los 26 minutos hizo una de las suyas. Puso un pase milimétrico para Pedro, superando a los gigantes del fondo inglés, y el delantero compañero de David Villa, definió el primer palo ante un Van der Sar que nunca pudo llegar a esa pelota.

Fue el 1-0, ya totalmente justificado por haber tenido las mejores chances y el dominio de la pelota, casi en exclusividad. Y porque Manchester fue, en esa primera media hora, apenas diez minutos de presión y presión y nada más.

Pero el fútbol a veces no entiende de justicias y el equipo inglés, con muy poco iba a volver a arrinconar al Barcelona por unos poquitos minutos. Y fue a los 33 minutos que por obra de Rooney, pero con una jugada colectiva típica del Barcelona, llegó el 1-1 inesperado para los españoles. El Toro inglés se combinó con Giggs y tras recibir una pared dentro del área definió de primera al ángulo izquierdo del arco de Víctor Valdés.

El comienzo del segundo tiempo no fue como el del primero. Barcelona, esta vez, arrancó con el dominio, decidido a ganar el partido.

Con la naturaleza propia del Barcelona, la de jugar con la pelota al piso y siempre circular el balón, el equipo de Guardiola fue a buscarlo. Y lo encontró. Después de una doble salvada de Van der Sar y Vidic ante Dani Alves y Messi, iba a llegar la revancha para La Pulga.

Messi recibió fuera del área y sin titubear sacó un remate inobjetable que se metió abajo, cerca del palo derecho del arquero Van der Sar, que se estiró, pero nunca llegó. Y lo gritó como la circunstancia lo ameritaba. Alegría al por mayor, patadas a lo que se le cruzara y a otra cosa: 2-1 para el Barcelona.

Ese gol desmoralizó al Manchester. Barcelona, con la ventaja no mermó en su rendimiento y fue por el tercero, siempre con la pelota al piso. Y siempre con Messi como el estandarte.

Justamente por él llegó el tercero. Luego de incansables intentos, el rosarino encaró por la derecha, pasó a dos rivales y aunque la jugada se ensució con un toque de los defensores ingleses, Pedro tocó para Villa, quien definió de manera sensacional al ángulo izquierdo del arco del holandés.

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