Serena, una triunfadora sin límites

Londres, 4 ago (EFE).- La estadounidense Serena Williams saldó en el All England Club la única cuenta pendiente de su poblado historial, al completar su aventura olímpica en lo alto del podio y con la medalla de oro en el cuello.

La tenista de Florida, a sus 30 años, presenta ya un envidiable palmarés. La conquista del oro la ha incluido entre el selecto grupo de jugadoras que compatibilizan su brillo en el circuito con el conseguido en unos Juegos.

Además de haberse erigido como la segunda mujer en la historia del tenis en unir los cuatro ‘major’ con el oro olímpico, junto a la alemana Steffi Graf, la única aún en obtenerlo todo en un mismo año (1988), ha subrayado en el último mes que su ambición es desmedida y que su interés por competir y ganar se mantiene intacto.

Serena Williams sobrevive al paso del tiempo y a la irrupción de nuevas generaciones. A la avalancha de prometedoras raquetas de la Europa del Este que cada cierto tiempo aprovechan la inestabilidad en la cima del circuito femenino para hacerse pasar como número uno. Pero cuando la estadounidense está a tono, nadie es capaz de frenar su determinación.

Aún irreconocible en el ránking a causa de un tiempo de ausencia y al ajuste de las cuentas, Serena enfila el primer puesto con ánimo de quedarse. Cuarta del mundo, presume este año ya de cuatro títulos, Charleston, Madrid, Stanford y Wimbledon, que ganó por quinta vez antes de afrontar los Juegos.

La hoja de servicios de Serena Williams rebosa con sus 43 títulos. Catorce del Grand Slam. La reciente campeona olímpica exprime cada vez sus virtudes desde que se hizo profesional, en 1995. Una privilegiada física, superior al resto, tira de fortaleza para echar por tierra el talento de su rival.

Su tenis no empezó a rentabilizar hasta 1999, cuando estrenó su historial con las victorias en Paris, Indian Wells y Los Angeles. Fue también cuando gaó su primer Grand Slam, el Abierto de Estados Unidos.

Inicialmente un paso por detrás de su hermana Venus, ha sabido responder a cada contratiempo físico, como la embolia pulmonar que padeció en el curso anterior.

Es Serena de una personalidad peculiar. Conocedora de la repercusión de sus formas le divierte el debate y la discusión pública. También la polémica. No dudó en afirmar años atrás que se veía capaz de competir en el circuito masculino y poder ganar a alguno de los cien primeros de los hombres en el ránking. Con todo el ruido que eso supuso.

La popularidad generada gracias al deporte le ha permitido a la menor de las Williams formar parte de los entresijos de su otra pasión, la moda, afición que comparte con el seguimiento de otros deportes o el cine y la televisión.

El oro olímpico ha subrayado su condición de raqueta relevante en la historia del circuito. Cinco Wimbledon, cinco Abiertos de Australia, tres Abiertos de Estados Unidos y un Roland Garros. Grandes logros a los que ahora une el oro olímpico. EFE

SME

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