La expresidenta de Ecuador Rosalía Arteaga considera que la crisis que atraviesa España está cambiando la imagen y el papel que tiene este país en América Latina, de lo que espera que al final se beneficien ambas partes.
En declaraciones a Efe, Arteaga recordó que «España en estos años ha sido receptora por ejemplo de inmigración, de gente que venía de América, y ahora vemos que muchos españoles están regresando a buscar trabajo a América y esto implica un cambio de relaciones».
En ese contexto expresó su esperanza en que la coyuntura que se está viviendo implique también «cambio de conceptos» de cómo percibir las relaciones, para que ganen las dos partes.
«Y estoy hablando de ganar no sólo en el sentido económico, sino también en lo que significa un enriquecimiento, cultural social etcétera», puntualizó Arteaga, que participa en Santander (norte de España) en un foro sobre los Objetivos del Milenio que organiza la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
A su entender, una de las enseñanzas que hay que extraer de la situación actual es que los problemas son globales, y al mimo tiempo que «no hay una vacuna única» contra la crisis.
«Si se hace un poco de historia, cuando empezó la crisis en Estados Unidos parecía que a Europa no le iba a afectar, inclusive se pensó que se iba a fortalecer el euro», indicó.
Sin embargo, la recesión se extendió a otros países, «e incluso a los de economía mayor», recordó la expresidenta ecuatoriana, que en la actualidad dirige la Fundación Fidal para el desarrollo en América Latina.
Consideró que hay que apreciar «un ingrediente global», pero también «lo propio de cada país», lo local, porque «tiene peso» e «importancia» y cada pueblo tiene sus especificidades, y va «encontrando su propio camino».
«Por eso a veces hablo de que vivimos en un mundo no global, sino glocal», bromeó Arteaga, quien sólo ejerció de manera efectiva el poder como presidenta de Ecuador durante cinco días en 1997.
Rosalía Arteaga lamentó que, a veces, al adoptar medidas o buscar soluciones a los problemas, «se olvida lo local», y eso no es conveniente ya que «lo que pueda parecer bueno para unos a lo mejor no lo es tanto para otros».
En su opinión, «la periferia tiene mucho que decir y mucho que enriquecer también a los centros», que es desde donde a menudo se adoptan las decisiones. EFE