EE.UU. empieza recorte de gastos

WASHINGTON (AP) — Entrampados de nuevo, el presidente Barack Obama y los dirigentes republicanos del Congreso se negaron a ceder el viernes en su conflicto sobre el presupuesto, y una serie de recortes al gasto por 85.000 millones de dólares en diversos sectores de Estados Unidos comenzó a pesar sobre los estadounidenses y sobre la economía nacional todavía en recuperación.

«Nada de esto es necesario», aseguró el mandatario después de una estéril reunión en la Casa Blanca que presagiaba una larga confrontación.

Obama promulgó en Washington las reducciones unas horas antes del plazo establecido por ley para la medianoche. Pero bastante antes su impacto ya se había dejado sentir a miles de kilómetros (millas) de distancia, al otro lado del país. En Seattle, la institución de la vivienda en el condado de King anunció que suspendía la entrega de vales para el alquiler de inmuebles mediante un programa federal que favorece a «familias de ancianos y discapacitados, veteranos de guerra o familias con niños».

El presidente se reunió con legisladores prominentes durante menos de una hora en la Casa Blanca y luego responsabilizó a los republicanos por los recortes y por cualquier perjuicio que infligieran.

«Ellos permitieron que ocurrieran estos recortes porque se niegan a ceder para cerrar un solo agujero de derroches a fin de ayudar a reducir el déficit», señaló al renovar su exigencia de un acuerdo integral para reducir el déficit que incluya un aumento de impuestos.

Los republicanos dijeron que también querían disminuir el déficit, pero no avalaban incrementos en los impuestos.

«El presidente consiguió sus aumentos de impuestos el 1 de enero», afirmó ante periodistas el presidente de la Cámara de Representantes federal, John Boehner, en referencia a un aumento por 600.000 millones de dólares sobre personas con altos salarios, el cual cumplió su trámite en el Congreso el primer día del año. Ahora, después del encuentro, es tiempo de asumir «el problema del gasto aquí en Washington (como sede del poder)», afirmó.

El líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, fue igualmente enfático. «No seré parte de ningún acuerdo detrás de la puerta, y de ninguna manera voy a aceptar que aumenten los impuestos», prometió en un comunicado.

Al tiempo que se responsabilizaban de los recortes, Obama y los legisladores republicanos parecieron determinados a moderar su desacuerdo.

Boehner anticipó que la Cámara de Representantes aprobará la próxima semana un proyecto de ley a fin de prorrogar el financiamiento de rutina para instituciones gubernamentales después de que expiren el 27 de marzo. «Espero que no tengamos que enfrentarnos a la amenaza de un cierre del gobierno mientras al mismo tiempo nos enfrentamos a la ‘confiscación»’, dijo en referencia a como se les llama a los nuevos recortes en la jerga política.

Obama indicó que también quería mantener separados los dos casos.

De acuerdo con la ley, Obama tenía hasta la medianoche para ordenar formalmente las reducciones al gasto. Salvo que haya un pronto acuerdo en cosa de días para suspenderlos, el impacto podría sentirse en todos los rincones del país.

El Pentágono absorberá la mitad de los 85.000 millones de dólares que serán divididos entre ahora y el final del año presupuestal en el 20 de septiembre, de manera que afectará desde trabajadores civiles hasta descansos sin sueldo, pasando por contratistas de defensa y posibles cancelaciones. El nuevo secretario de Defensa, Chuck Hagel, dijo en sus primeros días en el cargo: «Seguiremos garantizando la seguridad de Estados Unidos» pese a las complicaciones que plantea la «crisis presupuestal innecesaria».

El gobierno ha advertido también de largas filas en aeropuertos debido a que habrá personal de seguridad con permisos de descanso sin salario, despidos de maestros en algunas escuelas o impactos adversos en la conservación de los parques nacionales.

El anuncio hecho por la institución de vivienda de Seattle fue un primer indicio de los sectores que serían afectados por los recortes, aunque Obama dijo que los efectos serían sentidos gradualmente. El personal militar en activo y los programas asistenciales para las personas de bajos recursos están exentos de los recortes en su mayoría.

Obama se abstuvo de mencionar si tenía alguna responsabilidad por los recortes, y rechazó que tuviera la capacidad de forzar a los republicanos para llegar a un acuerdo.

«Yo no soy un dictador. Yo soy el presidente», afirmó Obama. «De manera que, al final, si (el líder republicano en el Senado) Mitch McConnell o John Boehner dicen ‘necesitamos tomar un avión’, no puedo hacer que el Servicio Secreto bloquee la puerta, ¿verdad?». También declaró que no podía aplicar una «conexión mental Jedi» para convencer a sus adversarios políticos. Obama mezcló así referencias sobre el Jedi de la Guerra de las Galaxias y sobre la conexión mental de Viaje a las Estrellas.

Ni el presidente ni los republicanos dijeron que les gustara lo que estaba por suceder. Obama tachó a los recortes de «tontos» y los legisladores republicanos han dicho desde hace tiempo que inicialmente esa era su idea.

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Los periodistas de Associated Press Robert Burns, Andrew Taylor, Jim Kuhnhenn y Darlene Superville en Washington y Manuel Valdés en Seattle contribuyeron en la información.

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