El Banco de Japón contempla medidas a largo plazo para su meta de inflación

El Banco de Japón (BoJ) contempla una estrategia a largo plazo para alcanzar su meta de inflación, según un documento publicado hoy sobre su última reunión, en la que la entidad decidió cambiar el enfoque de su política monetaria.

En su junta de política monetaria que se celebró los pasados días 20 y 21, algunos miembros de la misma expresaron sus dudas sobre las posibilidades de alcanzar en el futuro cercano el objetivo de inflación que se había marcado el banco central nipón, según se desprende de las minutas preliminares de la reunión.

«Debido a los riesgos considerables que pueden empujar los precios a la baja, es necesario asegurar la sostenibilidad de la flexibilización monetaria y evitar así que la economía vuelva a la deflación», señala una de las opiniones recogidas en el documento.

El BoJ «debería adoptar un nuevo marco político e implementar las medidas necesarias de forma apropiada», añade el documento, donde también se menciona «la elevada incertidumbre» que planea sobre la economía japonesa tanto a nivel interno como externo.

En la reunión, el BoJ decidió seguir apostando por su programa de compra de activos lanzado en 2013 hasta lograr su meta original, que es fijar la inflación en torno a un 2 por ciento, y cuya realización se había fijado inicialmente para 2015.

Además, la entidad consideró en su análisis publicado al término de la junta que este gigantesco plan de compra de activos destinado duplicar la base monetaria ha mejorado «la actividad económica y la dinámica de los precios» y que por ello Japón ya ha dejado atrás un ciclo deflacionario de casi 20 años.

Este diagnóstico contrasta con los últimos datos del índice de precios al consumo (IPC) publicados hoy y correspondientes al mes de agosto, que muestran una caída del 0,5 por ciento interanual, la sexta consecutiva y debida sobre todo al abaratamiento del crudo y a la debilidad el consumo doméstico.

El BoJ defiende que los precios del petróleo, la menor demanda tras el incremento del IVA de 2014, la ralentización en los países emergentes o la volatilidad de los mercados han contribuido a erosionar el impulso que su programa ha dado a los precios, y que a nivel subyacente ya no se puede hablar de deflación.

Por ello, la entidad decidió fijar a partir de octubre el foco de su política monetaria en controlar y favorecer una curva de rendimientos creciente a través de un nuevo régimen de compras que ampliará el abanico en lo referente a la denominación de los instrumentos de deuda que se adquieran.

Algunos miembros de la junta también se mostraron escépticos sobre la capacidad del BoJ para controlar la curva, y advirtieron de la posibilidad de que el banco «se vea obligado a incrementar su ritmo de compra de bonos nipones en respuesta a un incremento de los tipos a largo plazo». EFE (I)

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