Ecuador hacia la apertura comercial y financiera con el objetivo de ser hub

Ministro Pablo Campana.

Ecuador buscará en los próximos años transformar su economía a través de la inversión privada directa con el objetivo de depender menos del petróleo y de la minería, y llegar a convertirse en un hub logístico, financiero y de distribución.

Esa es la visión de su ministro de Comercio Exterior, Pablo Campana, que después de casi nueve meses en el cargo promete inversiones superiores a los 3.000 millones de dólares anuales durante los próximos cinco años porque, asegura, «Ecuador lo tiene todo«.

«Es un país de oportunidades, que tiene hidrocarburos, minería, turismo, agricultura, pesca, agua, infraestructura vial, que está dolarizado«, explica en una entrevista con Efe en la que afirma que la llegada al poder del presidente Lenín Moreno, el pasado mayo, supone la ruptura con el «aislamiento» del régimen anterior de Rafael Correa (2007-2017).

La visión del actual gobierno es «abrir su comercio y economía al mundo», una misión para la cual Campana ha visitado trece países en los que ha presentado un multimillonario portafolio de inversiones y los cambios ejecutados en materia legal.

«Estamos haciendo mejoras y ajustes a procesos que seguramente en el pasado no dieron buenos resultados, estamos otorgando seguridad jurídica a través de un contrato de inversión que ofrece estabilidad, normativas y aspectos tributarios por 15 años, con la probabilidad de que se extienda por 15 años más«, indica sobre la nueva política del actual Gobierno ecuatoriano.

Una política destinada a «refrescar la imagen de Ecuador en el mundo» y dejar atrás diez años de correísmo en el que la inversión pública dominó la creación de infraestructuras al precio de un endeudamiento que ha sido calculado por el Ministerio de Finanzas en hasta 69.000 millones de dólares.

De vuelta en la senda del crecimiento después de dos años de estancamiento y hasta recesión, Ecuador es desde mayo un país «muy distinto«, declara Campana, que está «abierto a los acuerdos bilaterales que fueron denunciados por la pasada administración«.

Uno de ellos es el que busca con Estados Unidos, país del que Correa mantuvo una distancia prudente por razones ideológicas a pesar de ser su principal socio comercial, con más de 6.000 millones de exportaciones a ese mercado, según el ministro.

Campana advierte que la apertura se hará dentro de una «línea de humanismo y realismo» que protegerá aquellos sectores que generan fuentes de empleo, porque hay que «saber donde están las líneas rojas«.

«El camino que se ha tomado es priorizar los sectores menos favorecidos, cubrir necesidades básicas de carácter social, ser humanista, tener responsabilidad social. Pero eso no quiere decir que no vamos a ir a un proceso de apertura comercial, a la búsqueda de inversión directa, etc«, puntualiza.

Como ejemplo de la nueva confianza que los inversores empiezan a tener en Ecuador, recuerda que el riesgo país se ha reducido en más de 250 puntos en los últimos meses, y las incesantes visitas de delegaciones extranjeras para analizar posibles proyectos.

«Antes no se veía a Ecuador como un país para inversiones, sólo para la compra de bonos y deuda (…). Pero no podemos seguir en la vía del endeudamiento, el centralismo no es positivo para un país con una economía dolarizada«, defiende.

El primer gran proyecto que será adjudicado el próximo mayo será el de la Refinería de Manabí, un proyecto fallido del anterior gobierno que para ponerlo en marcha requiere entre 8.000 y 10.000 millones de dólares, en computo global de infraestructuras.

Veintiséis multinacionales lo vieron el pasado enero y ya hay algunas interesadas después de que el Gobierno de Moreno le «diera la vuelta» al modelo de gestión, y asumiera una posición mucho más «pragmática» que se adapta a las necesidades de los posibles inversores.

Supondrá dos tercios de la inversión que Campana prevé captar en los próximos cinco años, aunque está dispuesto a apostar que serán más de 15.000 millones porque se potenciarán motores de desarrollo fuera del campo petrolero y, con ello, se reducirá la dependencia de ese sector.

Evoca en ese sentido los procesos de desarrollo de Dubai y Abu Dabi, que dejaron atrás su notoria dependencia del sector de los hidrocarburos, para convertirse en hubs (concentradores) logísticos y de distribución.

«Eso es lo que yo le veo a mi país, por la ubicación geográfica, por el clima, por la gente, por ser país dolarizado, (convertirse) en un hub logístico, de distribución, y por qué no financiero«, concluye. EFE

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