El mercado del cine chino se desinfla entre críticas a su calidad y fraudes

El mercado chino del cine, que apuntaba a superar en 2017 al de EEUU para convertirse en el mayor del mundo, se ha desinflado, como muestran los últimos resultados de taquilla, debido a una caída de la calidad, según público y crítica, y a que en el pasado se manipulaban las cifras.

Dominado en los últimos años por comedias románticas que imitaban las exitosas telenovelas surcoreanas y por superproducciones épicas aderezadas con artes marciales y fantasía, el cine chino ha logrado desde 2015 cifras récord, pero en dos meses esa esperanza se ha venido abajo.

En julio, las taquillas chinas recaudaron un 18 por ciento menos que en el mismo mes de 2015, el primer descenso que se registraba en cinco años de fuerte crecimiento; y la caída puede ser aún mayor en agosto, pues en las dos primeras semanas ya se anota una bajada del 45 por ciento.

Críticos y espectadores parecen tener claras las razones, aunque los analistas del mercado lo consideran inesperado. Una de ellas es la falta de calidad de los guiones en un país donde la censura reduce al mínimo el contenido social y potencia el comercial.

Tampoco ayuda el Gobierno del nacionalista presidente Xi Jinping, que exige «patriotismo» y «valores socialistas» en la cultura nacional, incluido el cine.

«Las películas chinas han progresado mucho en efectos especiales y en promoción, pero los guiones son mucho peores que hace 20 años», comenta a Efe Gong Jin, un espectador de 27 años.

El crítico Liu Xiaoliu asegura que los jóvenes actores chinos «tienen un nivel de interpretación nulo» y los productores «buscan estrellas para ganar más dinero, sin considerar si valen o no para un papel».

A ello se suma la reducción de las subvenciones oficiales a las salas de cine que supusieron en el pasado un abaratamiento del precio de las entradas. Ahora los teatros vuelven a tener problemas para llenarse.

Más grave han sido los escándalos por películas cuyos distribuidores hicieron trampa con las cifras de taquilla, bien hinchándolas o comprando ellos mismos muchas entradas, lo que ha puesto en duda la credibilidad de la industria cinematográfica.

Esos hechos, que afectaron este año a películas como la cinta de artes marciales «Ip Man 3», han motivado un mayor control y verificación de las taquillas.

El aficionado Zi Chao, un estudiante de 21 años que va ocho veces al mes al cine, apunta a que en la temporada estival se promociona el cine nacional y no se ofrecen producciones de Hollywood, y ello contribuye al descenso de las ventas.

«Las películas de este año han sido mucho peores que las de 2015, y el mes de promoción a los filmes chinos es un periodo de filmes malos», reconoce a Efe.

Este bajón pone en duda las predicciones de la consultora PwC, que vaticinó a inicios de este año que en 2017 China superaría por primera vez a EEUU en taquilla, pues en 2015 recaudó 6.800 millones de dólares frente a los 10.000 millones del gigante americano, contando con que las salas chinas crecían a un ritmo cercano al 50 por ciento anual.

De hecho, en febrero de este año la taquilla china, animada por el aumento de ventas con motivo del Festival de Primavera, recaudó por primera vez en su historia más dinero que el de los cines estadounidenses en un solo mes.

En los últimos años, esta situación hizo que algunas películas de Hollywood se salvaran de un fracaso en taquilla en Occidente gracias a su éxito en China, como «Warcraft», basada en un vídeojuego que durante años ha levantado pasiones en Asia Oriental.

Eso ha llevado a los estudios de Hollywood a tener más en cuenta al público de la nación asiática en los últimos años. Un ejemplo es que la cuarta entrega de «Transformers» fue una coproducción chino-estadounidense. EFE (I)

abc/erm

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