María Castañeda: «La gente quiere saber de historia, pero no le gusta leer»

CIUDAD DE MÉXICO (MÉXICO), 09/11/2014.- La investigadora española María Castañeda posa durante una entrevista para Efe hoy ,domingo 9 de noviembre de 2014, en Ciudad de México. María Castañeda, ganadora del Premio Antonio García Cubas del 2014, aseguró hoy que la mayoría de las personas sí está interesada en su historia, pero no le gusta leer. "La gente quiere saber de historia, pero no le gusta leer. Si recomiendo un artículo no lo leen, pero si les cuento (la historia) en una conferencia se quedan encantados", dice en entrevista con Efe la antropóloga originaria de Sevilla y residente en México. EFE/Sáshenka Gutiérrez

México, 9 nov (EFE).- La investigadora española María Castañeda, ganadora del Premio Antonio García Cubas del 2014, aseguró hoy que la mayoría de las personas sí está interesada en su historia, pero no le gusta leer.

«La gente quiere saber de historia, pero no le gusta leer. Si recomiendo un artículo no lo leen, pero si les cuento (la historia) en una conferencia se quedan encantados», dice en entrevista con Efe la antropóloga originaria de Sevilla y residente en México.

Castañeda ganó el premio en homenaje al historiador mexicano García Cubas por su investigación sobre los conflictos y alianzas entre cuatro pueblos indígenas, Azcapotzalco, Tlacopan, Tenochtitlan y Tlatelolco, en los siglos del XII al XVI.

Es una obra para académicos sobre el apasionante tema de cómo asumieron la Conquista las antiguas civilizaciones de la cuenca de México, la cual le requirió varios años de labor.

«La idea generalizada es que los indígenas murieron cuando llegaron los españoles a México; mi libro demuestra que la nobleza descendiente de la casa real de Tenochtitlan sobrevive y trata de adaptarse al mundo colonial», explica.

La obra de unas 500 páginas cuenta con cinco capítulos con información valiosa sobre las migraciones llegadas al centro de México, las relaciones matrimoniales entre esos pueblos y las casas reales, la diferencia de actitudes entre nobles con respecto a la Corona y otros tópicos.

«No veo a la nobleza indígena como pobrecitos o perdedores, sino como protagonistas de su propia historia. Me interesa averiguar sobre sus artimañas para sobrevivir en un mundo que se desmorona», asevera la investigadora del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Respetada en Iberoamérica por su seriedad al estudiar el tema de las civilizaciones indígenas, la doctora Castañeda empezó su romance con la historia a los 14 años, cuando en la escuela dieron una clase sobre mayas y aztecas y quedó hechizada por el asunto.

A partir de la adolescencia leyó todo lo que había que leer sobre la Conquista, pero se encontró con un problema, en su país se hablaba de eso solo desde el punto de vista de los españoles.

«Cuando estudié en la universidad todavía era fuerte el enfoque de quienes explicaban la historia como si antes de llegar los españoles a América, aquí no hubiera nada; eso fue una dificultad a la hora de profundizar sobre la América indígena», reconoce.

Al terminar la carrera de Geografía e Historia en la Universidad de Sevilla, recibió una beca para cursos en la Universidad de Leiden, Holanda, sobre lenguas y culturas de la América indígena y allí encontró la puerta de entrada al emocionante mundo previo a la colonización de América.

La historia siempre la escriben los vencedores, pero con los años, la investigadora aprendió a leer entre líneas, a comparar versiones y a analizar relaciones de parentesco y matrimoniales para ofrecer una versión más imparcial del pasado.

«Todo eso requiere horas de trabajo y es un problema porque el sistema nos invita a formar estudiantes y eso implica dar conferencias, escribir artículos, dirigir tesis y muchas tareas más que le quitan tiempo a la investigación», revela.

Habla sobre las civilizaciones antiguas con la seguridad de una sacerdotisa no acostumbrada a que le contradigan, pero sus ojos color miel brillan si menciona al soberano Itzcoatl, al emperador Cuauhtémoc o a Moctezuma, a quienes se refiere como si fueran amigos de su familia.

«Si me preguntan, lo tengo claro; yo hubiera preferido vivir en el pasado, pero con el derecho que tienen ahora las mujeres, y por supuesto sin internet ni teléfono celular», dice en voz baja como si pidiera disculpas por tratar de tu a los nobles de antes. EFE

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