El torero Diego Urdiales dice haber vivido una temporada «inolvidable»

El diestro español Diego Urdiales ha asegurado a Efe que el «cariño» que recibe de los aficionados es lo que le «ayuda» a perseverar en su concepto como torero y, para él, supone «el mejor homenaje».

La peña taurina que lleva su nombre ha organizado este sábado en Arnedo, su localidad natal en la Rioja (centro-norte de España), un acto de homenaje con motivo de la conmemoración de los veinte años de su alternativa, celebrada en agosto de 1999 en Dax (Francia).

Urdiales (Arnedo, 1975), quien pese a haber terminado la temporada no cesa de hacer tentaderos, cierra un año «inolvidable» en el que también ha recibido el Galardón de las Artes de La Rioja 2019, concedido por el Gobierno riojano.

El diestro hizo su presentación con solo 13 años, mató su primer novillo vestido de luces en su Arnedo natal y su debut con picadores fue con 17 años.

Con 22 años logró su presentación en Madrid y dos años después tomó la alternativa en Dax (Francia), junto a Paco Ojeda y Manuel Díaz, «El Cordobés» como testigos, y en 2001 confirmó su alternativa en la plaza de Las Ventas.

Urdiales ha hecho vivir tardes memorables a los aficionados, como la de la inauguración de la nueva plaza de La Ribera de Logroño, con Enrique Ponce y El Juli en el cartel.

Además, destaca su triunfo en la Feria de San Mateo de Logroño de 2007, con el indulto de un toro de Victorino Martín, y tardes malas como la que sufrió una cornada en Miguelturra (Ciudad Real) y que le impidió hacer el paseíllo en la Monumental de Barcelona, entre otras.

«Termino un año que para mí ha sido inolvidable y en el que he disfrutado muchísimo delante de la cara del toro. Recibir el cariño de la afición es el mejor homenaje», ha insistido.

Para el diestro, esta ha sido la temporada «más redonda» de su carrera como torero, con tardes en las que ha hecho al toro lo que lleva «buscando mucho tiempo».

«Eso es lo que me propongo cada temporada y ahora creo que lo he conseguido. He tenido la suerte de dar tardes muy importantes en muchas ferias y he sentido ese cariño de la gente», ha agradecido el torero a su afición.

También ha recordado sus inicios, cuando alternaba el campo de fútbol y la vetusta plaza de toros de Arnedo, y lo que tenía «un punto de locura» se fue convirtiendo en «una pasión» que cada vez le fue «llenando más» y haciéndole más «feliz».

El diestro español, quien no tiene aún definida la temporada americana, se siente muy satisfecho al saber que hay compañeros de profesión que respetan y admiran su filosofía respecto a lo taurino. EFE (I)

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