Noriega regresa a Panamá, 22 años después, en silla de ruedas

El ex dictador Manuel Antonio Noriega retornó a casa el domingo desde Francia dos décadas después de haber purgado condenas en esa nación y en Estados Unidos, y de inmediato fue llevado a su nueva cárcel a orillas del Canal de Panamá.

No fue posible ver la cara del ex hombre fuerte, de 77 años, a su regreso tras ser extraditado. No se le vio el rostro en el aeropuerto internacional cuando arribó custodiado por agentes panameños, ni cuando fue llevado al penal al anochecer. Sin embargo, EFE ha difundido una foto del antiguo dictador, vistiendo traje y una corbata roja, sentado en una silla de ruedas. La foto, dice EFE, ha sido entregada por el Gobierno de Panamá.

El traslado de Noriega a la prisión fue todo un misterio y generó confusión. En un principio, a la cárcel El Renacer llegó una primera camioneta de la que bajaron a una persona tapada con un abrigo y la ayudaron a subirse a una silla de ruedas para ingresar a la prisión. Casi media hora después ingresó una caravana de vehículos al penal y un agente policial bajo con una silla de ruedas, creando incertidumbre en los medios apostados allí.

La ministra de Gobierno Roxana Méndez dijo después al canal de noticias TVN que, según entendía, Noriega ingresó con la segunda caravana.

«Estamos reiterando que teníamos que salvaguardar la integridad física de Noriega», señaló. «Estamos dando fe que aquí está la persona (Noriega en la prisión)», agregó. En la segunda caravana de autos también llegó el procurador José Ayú Prado.

El Canal Telemetro mostró una foto que según el medio le fue enviada por la ministra Méndez, la cual supuestamente muestra al general sentado en su celda con una camisa y corbata roja.

Méndez agregó que por razones de salud «no era posible mantenerle las manos esposadas por el tema de la circulación» sanguínea.

El avión de la aerolínea Iberia con Noriega procedente de Madrid aterrizó en el aeropuerto internacional de Tocumen hacia las 18.00 horas (2300 GMT). El Airbus se desplazó varios minutos hacia un punto donde bajaron a los pasajeros y al anciano militar panameño.

Minutos después y ya en medio de la oscuridad, Noriega fue trasladado al centro El Renacer, situado en medio de una zona selvática a orillas del Canal Interoceánico.

En algunos edificios en el centro de la capital se escucharon toques de cacerolas y bocinazos de vehículos en las calles en señal de protesta. La antigua Cruzada Civilista, un movimiento opositor que se formó durante el régimen de Noriega, pidió que recibieran así al anciano militar como un gesto de repudio y para exigir que pague sus culpas en la cárcel.

Noriega, de regreso en Panamá. EFE

Un grupo de 12 personas llegó a la entrada del centro penitenciario para manifestarse por el retorno del ex dictador. Eran familiares de los soldados fusilados por la rebelión militar del 3 de octubre de 1989 contra Noriega.

Una mujer gritó improperios contra el anciano militar. Los manifestantes desplegaron una pancarta en que se leía «Noriega, justicia, asesino».

Antiguos dirigentes de la cruzada civilista repudiaron que las medidas de seguridad hayan evitado ver el rostro de Noriega al ingresar a la prisión.

«Estoy decepcionado por las excesivas medidas de seguridad. Queríamos ver el reo detenido, a un delincuente homicida», dijo Aurelio Barría, opositor al pasado régimen norieguista. «¿Qué es lo que estamos escondiendo? Queremos ver a Noriega esposado y con la placa (de reo) enfrente», añadió.

El abogado de Noriega en Panamá, Julio Berríos, dijo a The Associated Press que las autoridades no le permitieron el acceso al penal. «Todo detenido tiene derecho a comunicarse con la defensa», argumentó.

Regreso a una cárcel

Noriega retornó extraditado desde Francia dos décadas después de haber purgado condenas en prisiones en la nación europea y en Estados Unidos, al que sirvió alguna vez como colaborador de la CIA.

Muchos panameños están de acuerdo con su retorno para que rinda cuentas ante la justicia panameña por los crímenes que cometió, pero otros piden que lo dejen en paz y hasta mucha gente pobre en las calles recuerda que durante su régimen (1983-89) el país no estaba tan contaminado por la violencia y criminalidad como ahora.

«Noriega retorna y debe pagar por el daño y horror cometido al pueblo panameño», señaló el domingo el presidente Ricardo Martinelli, quien ganó los comicios de 2009 en los que fueron las cuartas elecciones democráticas celebradas tras la caída del ex dictador.

Octubre de 1989. Manuel Antonio Noriega, cuando detentaba todos los poderes.

Noriega fue pedido en extradición por Panamá a Francia para que cumpla las penas por los delitos cometidos durante su gobierno. Pasó de ser un aliado de Washington en la Guerra Fría al principal objetivo de una invasión estadounidense. Tras ser colaborador de la CIA se convirtió en un enemigo acusado de abrirle las puertas a los cárteles de la droga colombianos para que transportaran drogas a Estados Unidos.

Los recuerdos de su régimen aún se mantienen vivos, particularmente entre sus opositores políticos, familiares de las víctimas de esa era oscura castrense y habitantes del pobre barrio capitalino de El Chorrillo, que fue destruido por el bombardeo de la invasión estadounidense que expulsó al ex mandatario, que se había hecho famoso con su frase «Ni un paso atrás».

«Creo que la edad que tiene él es para que le perdonen muchas cosas y que no lo lastimen. Está mucho mayor, tiene hijas, tiene nietos… no es el único que tiene pecados», afirmó el domingo a The Associated Press la profesora de danza Ileana de Sola, de 80 años, en el Casco Antiguo de la ciudad.

«A mí no me interesa (el regreso de Noriega) después que haya paz en Panamá», agregó. Pero «que lo dejen tranquilo y, además, él ha estado al punto de la muerte (tras sufrir derrame cerebral). Lo recuerdo, nunca lo he olvidado».

Noriega sufrió el ese percance de salud en 2004 y le afectó la pierna izquierda. El día en que fue extraditado de Estados Unidos a Francia en 2010 se lo vio caminando lento y ayudado por algunos agentes en la terminal del aeropuerto en Miami.

Hatuey Castro, de 82 años y miembro de la oposición contra Noriega que fue detenido y golpeado por los matones del dictador en 1989, dijo que «Noriega fue responsable por la invasión y de los que murieron en la operación. Mancilló su uniforme, apenas hubo disparos y huyó para ocultarse. Debe pagar».

Guillermo Ford, 1988. Así se trataba en Panamá a la oposición

Para Sabina Delgado, una jubilada de 60 años y con seis hijos en el barrio El Chorrillo, «está bien, él regresa a su tierra, a su país. ¿Por qué no va a venir?. Todo mundo falla y el único que puede juzgar es Dios. Me interesa que venga», expresó

Señaló que el ex hombre fuerte «hizo cosas malas, pero también hizo cosas buenas. Imagínese que cuando él estaba aquí, no estaba este país con tanta mortandad (crímenes). No había tanta droga; había control».

El Chorrillo, que antes de la invasión era un barrio de casas viejas de madera, es actualmente un gueto de edificios de concreto multifamiliares, pero golpeado por la violencia y criminalidad de las pandillas dedicadas a la venta de drogas, según aseguran los propios residentes y autoridades.

Para Jacqueline Cárdenas, una empleada de 43 años de un supermercado en una zona acomodada, «muchos lo odiarán (a Noriega) por que sus familiares fueron asesinados. En 1989 (con la invasión) se vivió un año bastante caótico que ha quedado marcado para el resto de la historia panameña». Esta mujer, que envolvía regalos navideños, dijo que perdió a dos primos durante la acción militar estadounidense.

«Lo recuerdo a Noriega, pero ya no con tristeza, tampoco con alegría, ni con ese resentimiento que muchos panameños aún tienen», agregó.

Diciembre de 1989. Invasión norteamericana. El bombardeo.

El regreso de Noriega tiene lugar tras pasar más de 20 años en prisiones estadounidenses y francesas por narcotráfico y lavado de dinero.

Panamá lo condenó en ausencia por el asesinato del dirigente opositor Hugo Spadafora en 1985, del líder de una rebelión militar, el mayor Moisés Giroldi, en octubre de 1989, así como del fusilamiento de varios soldados que participaron en esa intentona golpista. En total suman 60 años de cárcel, pero la ley panameña no permite acumular las penas y debe pagar la pena máxima de 20 años.

El ex general, sin embargo, podría a la postre abandonar la prisión gracias a una ley que permite a los reos mayores de 70 años cumplir sus sentencias bajo arresto domiciliario. El país que lo espera cambió mucho en comparación con el de hace dos décadas: El Canal de Panamá está en proceso de una ampliación multimillonaria, la economía de este país de 3,4 millones de habitantes es una de las que más crece en Latinoamérica y la capital se llenó de nuevos rascacielos, muestra del desarrollo inmobiliario de la última década.

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