La Sede está vacante

CASTEL GANDOLFO, Italia (AP) — Miembros de la Guardia Suiza del Vaticano cierran la puerta principal de la residencia pontificia veraniega en Castel Gandolfo, Italia, poco después de las 8:00 de la noche del jueves 28 de febrero de 2013, con lo que terminó formalmente el papado de Benedicto XVI .

No ha habido ceremonia especial, ya que como establece el Código de Derecho Canónico lo único que hace falta es que el papa renuncie en plenas facultades mentales y lo haga presente ante los cardenales, lo que había hecho ya el pasado 11 de febrero.

La única señal visible que anunció que Benedicto XVI ya no era papa fue el momento en el que se escuchó en el reloj de palacio las campanadas de las ocho de la tarde e inmediatamente la Guardia Suiza cerró la puerta del palacio de Castel Gandolfo, dando por concluido su servicio al papa Ratzinger y abandonando el lugar.

A partir de ese momento, la seguridad de Ratzinger está garantizada por la Gendarmería Vaticana.

Inmediatamente ha dado comienzo la Sede Vacante, el interregno que va desde que fallece o renuncia un papa y se elige el sucesor.

Benedicto XVI, el primer papa que renuncia a su cargo en 600 años, concluyó así un pontificado de ocho años, marcado por los esfuerzos de la Iglesia para dejar atrás los escándalos por abusos sexuales imputados a varios clérigos y para revivir el catolicismo en un mundo que parece cada vez más indiferente a la religión.

Más temprano, el papa saludó a los fieles por última vez como pontífice, al decir a la multitud congregada frente a la residencia veraniega que iniciaba la última etapa de su vida como un «simple peregrino».

Benedicto arribó a Castel Gandolfo tras una emotiva despedida del Vaticano, donde se despidió de la curia vaticana en el patio del Palacio Apostólico. Su colaborador más estrecho lloraba, y la Guardia Suiza lo acompañó en posición de firmes.

AP Foto/Dmitry Lovetsky

Sonaron las campanas cuando el helicóptero con Benedicto a bordo sobrevoló la Plaza de San Pedro. Tañeron nuevamente cuando arribó a la población de las afueras, donde la Piazza central estaba atestada de gente ávida por tomar fotos del momento histórico.

Horas antes, Benedicto prometió su «reverencia y obediencia incondicionales» a su sucesor en sus palabras finales a los cardenales el jueves, una despedida conmovedora y poderosa horas antes de que dejara el cargo.

En una alocución imprevista en la Sala Clementina del Vaticano, adornada con frescos, el pontífice pareció tratar de restar importancia a preocupaciones sobre posibles conflictos a consecuencia de la peculiar situación de que existan a la vez un papa en funciones y otro retirado.

También emitió varias instrucciones finales a los «príncipes» de la Iglesia que escogerán a su sucesor, exhortándolos a ser más unidos cuando se reúnan para escoger al 266to líder de los 1.200 millones de católicos del mundo.

«Que el Colegio Cardenalicio funcione como una orquesta, con diversidad —una expresión de la Iglesia universal— que siempre apunte a un acuerdo superior y armonioso», dijo.

Fue una clara referencia a las profundas divisiones internas que han salido a relucir en meses recientes tras la publicación de documentos delicados del Vaticano que expusieron batallas por el poder y alegaciones de corrupción en la Santa Sede.

Foto EFE

El momento fue tan singular como la decisión de Benedicto XVI de retirarse. El papa de 85 años, con su capa de terciopelo rojo y con un bastón, se despidió de sus asesores más cercanos y de los cardenales, quienes se inclinaron a besar su anillo del pescador por última vez.

Algunos parecieron emocionados en ese momento, pero por lo demás pareció ser una actividad normal, en que los cardenales conversaban en los laterales mientras esperaban su turno para decirle adiós.

Benedicto XVI dijo que oraría por los cardenales en los próximos días mientras discutan los temas que enfrenta la Iglesia, las cualidades que son necesarias en un nuevo papa y sus preparativos para incorporarse el cónclave secreto para elegirlo.

«Entre ustedes está también el futuro papa, a quien hoy prometo mi reverencia y obediencia incondicionales», expresó Benedicto XVI en su última audiencia.

La decisión del papa, que incluye retirarse a vivir en el Vaticano, ser llamado «papa emérito» y «Su Santidad» y vestir la sotana blanca asociada con el papado, ha profundizado las preocupaciones sobre la sombra que pudiera proyectar sobre el próximo pontífice.

Pero Benedicto XVI ha tratado de aliviar esas preocupaciones durante las últimas dos semanas, expresando que una vez retirado estaría «oculto del mundo» y llevaría una vida de oración.

Benedicto XVI permanecerá en Castel Gandolfo hasta que estén acabadas las obras de restauración del convento de monjas de clausura existente dentro del Vaticano, donde vivirá. Le acompañan en su nueva residencia sus dos secretarios -el prefecto de la Casa Pontificia, el arzobispo Georg Ganswein, y Alfred Xuereb- y las cuatro seglares consagradas que le ayudan, la llamada «familia pontificia».

Ratzinger se ha llevado a Castel Gandolfo documentos y apuntes privados, mientras que los del pontificado y los de la época en que fue prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe quedarán en el Vaticano para ser archivados.

Se espera que el lunes los cardenales comiencen a reunirse para fijar la fecha del cónclave.

(AP Foto/Luca Bruno)

Videos relacionados

Noticias relacionadas

Benedicto XVI abandona el Vaticano (Video)

“Gracias. Buenas noches”, las últimas palabras de Benedicto XVI

Benedicto XVI llega a Castel Gandolfo

Benedicto XVI envía su último tuit

El Papa Emérito vivirá a menos de una hora de Roma

Benedicto XVI promete respeto y obediencia al futuro Papa

Cardenal de Ghana, favorito en las apuestas

Más relacionadas

1 Comment

Los comentarios están cerrados.