Rohaní tiende la mano al mundo en aniversario de Revolución Islámica

Hasán Rohaní

Teherán, 11 feb (EFE).- El presidente iraní, Hasán Rohaní, tendió hoy su mano al mundo en el discurso del aniversario de la Revolución Islámica, que cumple 35 años en un momento en el que el Gobierno de Teherán trata de reconstruir sus relaciones con Occidente.

«Irán está decidido a mantener conversaciones justas y constructivas basadas en la ley internacional. Esperamos que haya la misma voluntad en la otra parte», señaló en su intervención durante la ceremonia de celebración en la plaza Azadi de Teherán.

El presidente dijo que las negociaciones nucleares «son una prueba histórica para Europa y EEUU» y señaló que, si éstos respetan los derechos de la República Islámica, recibirán «una respuesta positiva y apropiada».

Pero si las potencias tratan de repetir «métodos incorrectos y poco agradables utilizados en el pasado», deben saber que actuarán «en detrimento de su propia nación, de la región y del bienestar y la estabilidad global», señaló.

También advirtió «a todos los que tengan opciones contra la nación iraní en su mesa», que la República Islámica «repelerá cualquier ataque extranjero» y aprovechó la ocasión para volver a condenar las sanciones internacionales a Irán por su programa nuclear, que calificó de «crueles», «ilegales» e «incorrectas».

«Los que nos desean mal», declaró Rohaní, «deben saber que cualquier tipo de sanciones causará una mayor resistencia del pueblo iraní y mayor solidaridad y unidad nacional entre nuestra gente».

Miles de personas acudieron a la plaza a primera hora de la mañana para participar en el festejo aunque, sorprendentemente y tras horas de espera, cientos de las que estaban en primera fila abandonaron su lugar nada más comenzar el discurso de Rohaní.

Preguntados por Efe, varios señalaron que habían recibido instrucciones de los organizadores para retirarse.

Según el canal de noticias estatal iraní IRINN, millones de personas participaron hoy en marchas celebradas en más de 930 ciudades del país bajo los eslóganes de «Unidad», «Muerte a EEUU» y «Muerte a Israel».

En la capital, una banda militar, grupos de escolares y mujeres cubiertas con el tradicional chador negro llenaban la plaza Azadi, donde muchos de los asistentes portaban banderas iraníes y foto de los ayatolás Ruholá Jomeiní, fundador de la República, y Alí Jameneí, el actual líder supremo.

Los carteles leían eslóganes nacionalistas, loas a Jomeiní y a los «mártires» (muertos) de la revolución y otros textos como «Estamos listos para cualquier opción encima de la mesa», en referencia a las amenazas estadounidenses de sugerir la posibilidad de un ataque militar a Irán para acabar con su programa nuclear, «Preparados para la gran batalla» o «EEUU es el Gran Satán».

Una pancarta rezaba «Los líderes de la sedición deben ser juzgados» y mostraba al expresidente Mohamad Jatamí y a los opositores Musavi y Karruví (actualmente en arresto domiciliario por considerar un fraude los resultados electorales de 2009) con un lazo de la horca en sus cabezas.

Durante la ceremonia, decenas de paracaidistas saltaron desde aviones sobre la plaza, se liberaron globos de colores y confeti desde la torre Azadi y los asistentes entonaron los gritos «Muerte a EEUU» y «Muerte a Israel» con el puño en alto.

El estudiante Mohsen Kulivand, uno de las asistentes, señaló a Efe que quería mostrar su apoyo a «esta revolución y al líder Jameneí» y para decir que «la sangre de los mártires que se ha derramado en este camino no fue desperdiciada» y los jóvenes de hoy «continuarán su camino».

Somaye Mehrabí Bayan, una mujer cubierta con un chador, como la mayoría de las participantes, señaló que la revolución es muy importante para los iraníes porque les «devolvió la autoestima y confianza en si mimos, porque en época del sha (rey) solo recibían golpes de los estadounidenses y extranjeros».

«Jomeiní demostró que podemos ponernos en pie, apoyarnos en nosotros mismos. En este 22 de Bahman (11 de febrero) queremos que todo el mundo sepa que con la ultima gota de nuestra sangre apoyamos a nuestro país, nuestro líder y nuestra revolución, y nunca nos vamos a arrepentir», añadió.

Otro participante, Reza Janzadeh, que acudió con su mujer y sus hijos, dijo que vino a la marcha para «mostrar a todo el mundo que los iraníes apoyamos nuestra revolución y a nuestro régimen». EFE

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