Los kurdos, claves para solucionar crisis que amenaza con romper Irak

Redacción Internacional, 24 jun (EFE).- El Gobierno del Kurdistán, la región autónoma del norte iraquí que ha sabido ser un oasis de paz dentro del avispero en el que se ha convertido Irak, puede ser clave para solucionar la actual crisis, que amenaza con desgajar el país y llevarlo a un conflicto civil.

La rebelión encabezada por los yihadistas del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), que controlan amplias zonas del norte y el oeste del país con el apoyo de muchos suníes descontentos con la manera de gobernar del primer ministro, el chií Nuri al Maliki, tiene al país al borde de una guerra con tintes sectarios.

Tras una década de difícil convivencia con el Gobierno central de Al Maliki, acusado de déspota por sus rivales, los kurdos sienten que han cumplido su parte del trato, sin ser correspondidos, y que es el momento de plantearse su futuro, quizá al margen de Irak.

«Ha llegado el momento de que el pueblo kurdo determine su futuro y nosotros vamos a apoyar su decisión», dijo Barzani ayer, en una entrevista a la cadena estadounidense CNN.

La ofensiva yihadista, que en pocos días se hizo con gran cantidad de territorio fronterizo con el Kurdistán ante la desbandada del Ejército iraquí, propició que las tropas kurdas se desplegaran en la frontera y tomaran el control de Kirkuk, objeto de disputa con las autoridades iraquíes.

Considerada por los kurdos como su capital histórica, esa importante localidad petrolera se quedó hace una década fuera de la autonomía kurda, en medio de promesas de un referéndum sobre su incorporación que nunca se cumplieron.

Desde el primer momento, el Gobierno kurdo se ofreció a Bagdad para combatir al EIIL con sus soldados, los conocidos «peshmergas», pero Al Maliki se ha negado repetidamente, quizá por temor a hacer concesiones sobre Kirkuk.

«Estamos frente a una nueva realidad y un nuevo Irak«, dijo hoy Barzani durante su encuentro con el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, que viajó a la capital kurda, Erbil, tras visitar Bagdad, en un intento por encontrar una salida a la crisis.

La visita de Kerry a Erbil, a menos de cien kilómetros de los feroces combates que los yihadistas libran con las fuerzas de seguridad iraquíes por el control de la estratégica refinería de Biyi, demuestra la importancia que EEUU otorga a los kurdos para mediar en un país devastado por años de sectarismo.

Kerry parece apostar por la implicación política de los kurdos, que representan el 20 por ciento de la población iraquí, para lograr una solución con la formación de un Gobierno de unidad al lado de laicos, chiíes y suníes y representantes de otras religiones.

Esa posibilidad se vislumbra, hoy por hoy, como uno de los pocos caminos posibles para frenar el desastre, siempre con la premisa de la salida de Al Maliki, que en sus diez años en el poder ha dejado a suníes y kurdos fuera de la escena política y se ha granjeado la enemistad de todos.

El enfrentamiento de Barzani con Al Maliki, a quien considera responsable de la actual crisis por su sectarismo con los suníes, se ha visto incrementado en los últimos tiempos por un contencioso energético, después del comienzo de las exportaciones directas de petróleo kurdo a través de Turquía.

«Irak se está desintegrando. Y es obvio que el Gobierno central o federal ha perdido el control. Todo se derrumba: el Ejército, la Policía», dijo Barzani en la entrevista a la CNN.

«Nosotros no provocamos la caída de Irak. Fueron otros», aseguró uno de los líderes históricos del Kurdistán, antes de subrayar: «Y no podemos permanecer rehenes de lo desconocido».

Pero el esfuerzo de los kurdos para lograr un Irak pacífico puede superar sus ansias independentistas, y más si su papel de mediador se ve correspondido de alguna manera, quizá con Kirkuk.

Además, el Gobierno kurdo es un aliado muy cercano de EEUU, que protegió a su pueblo en algunos de los momentos más trágicos de la dictadura de Sadam Husein y eso lo saben Kerry y Barzani por igual. EFE

Fuerzas de seguridad kurdas desplegadas en las afueras de ciudad petrolera de Kirkuk, 290 kilÛmetros (180 millas) al norte de Bagdad, Irak, el jueves 12 de junio del 2014.  El grupo inspirado en al-Qaida que capturÛ dos ciudades clave controladas por los sunÌes esta semana prometiÛ el jueves llegar a Bagdad, lo que ha provocado dudas sobre la capacidad del gobierno de mayorpia chiÌ de hacer frente a los insurgentes. (Foto AP/Emad Matti)
Fuerzas de seguridad kurdas desplegadas en las afueras de ciudad petrolera de Kirkuk, 290 kilÛmetros (180 millas) al norte de Bagdad, Irak, el jueves 12 de junio del 2014. El grupo inspirado en al-Qaida que capturÛ dos ciudades clave controladas por los sunÌes esta semana prometiÛ el jueves llegar a Bagdad, lo que ha provocado dudas sobre la capacidad del gobierno de mayorpia chiÌ de hacer frente a los insurgentes. (Foto AP/Emad Matti)
Una integrante de las Unidades Kurdas de Protección Popular vigila desde un puesto de control cerca de Qamishli, Siria, el domingo 3 de marzo de 2013. Aprovechando el caos de la guerra civil, la minoría kurda de Siria se ha forjado una independencia impensable en sus áreas, creando sus propias fuerzas policiales y mostrándose en público con su lengua y cultura. (Foto AP/Manu Brabo, Archivo)
Una integrante de las Unidades Kurdas de Protección Popular vigila desde un puesto de control cerca de Qamishli, Siria, el domingo 3 de marzo de 2013. Aprovechando el caos de la guerra civil, la minoría kurda de Siria se ha forjado una independencia impensable en sus áreas, creando sus propias fuerzas policiales y mostrándose en público con su lengua y cultura. (Foto AP/Manu Brabo, Archivo)

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