La represión policial aviva la protesta prodemocrática en Hong Kong

Hong Kong, 29 sep (EFE).- El uso de gases lacrimógenos por parte de la Policía y las detenciones que se llevaron a cabo este fin de semana no han disuadido a los habitantes de Hong Kong de salir a la calle a pedir democracia, sino que por el contrario han provocado que muchos más ciudadanos se sumarán hoy al movimiento.

Hoy la protesta se ha extendido por toda la ciudad y el número de participantes alcanza decenas de miles, que han cortado grandes avenidas a su paso.

En las calles se escuchan cánticos, consignas a favor de las libertades, o charlas en pequeños grupos, mientras voluntarios reparten alimentos básicos a todo aquel que lo necesite.

Es el caso de Chuck, un joven estudiante de políticas quien junto a su compañero Steven se encarga de distribuir agua y alimentos en uno de los múltiples puestos donde se ofrece este tipo de servicios, y que además se ocupan asimismo de recoger la basura y reciclarla.

«No podíamos quedarnos en casa mirando la televisión. Queremos una democracia real, la que nos prometieron cuando pasamos a manos de China después de haber sido una colonia británica», señaló a Efe Chuck, que lleva desde las nueve de la mañana aguantando un calor de 40 grados en una calle cercana a la sede del Gobierno central y aún le quedan fuerzas para asegurar que se quedará toda la noche en vela.

Voluntarios de todos los sectores, liderados por la Federación de Estudiantes, han creado una extensa red de puntos donde se ofrece comida, bebida, e incluso remedios para combatir el calor: como toallas húmedas o parches, de origen japonés, que la mayoría porta en la frente o en la nuca.

Los jóvenes manifestantes abren paso a multitud de camiones con cajas de recursos básicos, a los que reciben con aplausos y vítores, y dan calurosamente las gracias a sus conductores.

«Es increíble la organización. Nunca había visto nada igual», señaló a Efe Flaurence, una trabajadora de casi 30 años, quien consiguió ayer huir de los gases pimienta lanzados por la Policía y hoy retornó al punto del que tuvo que salir corriendo.

«Conseguí salir antes de que me afectaran, pero la gente de la primera línea, no. No obstante, los de atrás se empezaron a organizar rápidamente y les pasaron paraguas, mascarillas… Todo para que se cubrieran», explicó la joven, con un ribete amarillo en su camiseta que se ha convertido en el símbolo de la protesta, y con el que intentan llamar a «la paz».

Pancartas con lemas como «Por un Hong Kong libre» o «sin lucha, no hay victoria» y «Por la lucha pacífica» decoran hoy puentes y paseos de la capital, y contrastan con los carteles que las autoridades ya han comenzado a colocar para la celebración el 1 de octubre del Día Nacional de China.

Precisamente, es en esa efeméride en la que estaba planificada la campaña de «desobediencia civil» impulsada por el movimiento «Occupy Central», que tuvo que adelantar esta iniciativa para apoyar a los estudiantes que ocuparon el corazón de la ciudad tras una semana de huelga en las aulas.

Todos ellos piden que en las próximas elecciones de 2017 se celebren elecciones democráticas, después de que el Gobierno chino anunciara a finales de agosto que no permitirá una elección abierta del próximo gobernante de Hong Kong.

«Las acciones dicen mucho más que las palabras y por eso estamos aquí. Nuestros políticos nos han fallado, ¡que dimitan!», gritaba ya entrada la noche un universitario, micrófono en mano, protagonizando uno de los múltiples discursos que se están produciendo de manera espontánea en numerosos puntos de la protesta.

La música también irrumpe en las calles ocupadas, después de que, en el centro de la manifestación, frente al edificio de la sede gubernamental, los jóvenes hicieran uso de sus móviles para iluminar la conocida como «plaza Cívica» entrada la noche.

Tras la represión del fin de semana, las autoridades hoy mantienen un perfil bajo y su presencia no se siente en casi ninguno de los puntos por donde se extiende la ocupación estudiantil, mientras cada vez llegan más medios de comunicación extranjeros, a quienes los manifestantes no paran de dar las gracias «por difundir» su mensaje al mundo.

«Venimos a luchar por nuestro futuro, queremos votar a nuestros políticos», manifestó a Efe una trabajadora de 28 años de nombre Nichole, quien fotografía desde uno de los puentes que cruzan las zonas «ocupadas» a la multitud de personas concentradas y exclama: «Estamos haciendo historia».

Para ella, hoy es su primer día de manifestación, pero no el último. «Decidí venir cuando vi las noticias ayer. Me enfadé muchísimo cuando vi lo que habían hecho con nuestros ciudadanos», asegura la joven que trabaja de contable.

«Ellos han utilizado sus armas y nosotros ahora la nuestra: la unión, el pacifismo. Sólo queremos un Hong Kong mejor», asegura. EFE

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