Crímenes cometidos por extranjeros podrían tener repercusiones en elecciones alemanas

Un cartel con las palabras "No queremos refugiados" en la entrada a la ciudad de Nauen, en el este de Alemania, el 23 de septiembre del 2016, una muestra de la hostilidad contra los extranjeros en esa zona. (AP Photo/Ferdinand Ostrop)

DUISBURGO, Alemania (AP) — Sarah Philipp entrega claveles rojos a las mujeres que pasan por su puesto de venta de lencería en un mercado callejero de Duisburgo. Esta mujer de 34 años espera defender su banca en las elecciones del domingo para la asamblea regional del estado más occidental de Alemania.

Se trata de los últimos comicios previos a las elecciones generales de septiembre y pueden dar una idea del estado de ánimo de la ciudadanía respecto a un tema cada vez más importante. Estadísticas dadas a conocer recientemente reflejan un fuerte aumento en los delitos violentos cometidos por inmigrantes y los partidos nacionalistas están tratando de explotar el temor de muchos votantes.

Philipp, cuyo Partido Social-Demócrata ha gobernado la región de Renania del Norte-Westfalia los últimos siete años, se pone a la defensiva cuando se toca el tema.

“La gente nos dice que no se siente tan segura, pero eso no se refleja en las estadísticas”, afirma. Al mismo tiempo, Philipp reconoce que hay que tomar en serio el temor de los votantes: “No se puede ignorar el hecho de que la seguridad es un asunto muy emotivo”.

Si bien Alemania sigue siendo uno de los países más seguros del mundo, una serie de incidentes violentos genera inquietud en torno a la delincuencia. Algunos de los casos más publicitados involucran extranjeros que vinieron hace poco a Alemania en busca de asilo.

Cifras oficiales señalan que la tasa de delincuencia bajó levemente entre el 2015 y el 2016, pero los delitos violentos aumentaron. Y la mayoría de los sospechosos de haber incurrido en delitos el año pasado fueron extranjeros, sobre todo de la categoría “zuwanderer”, o sea, que piden asilo, tienen permiso temporal de residencia o están en el país ilegalmente.

Los zuwanderer representan el 2% de la población, pero se sospecha que cometieron el 8,6% de los delitos en el 2016, en contraste con el 5,7% del año previo.

Algo que pocos toman en cuenta es que con frecuencia los delitos violentos son peleas en viviendas llenas de refugiados, en las que las víctimas no eran alemanas.

Muchos de los extranjeros que cometieron delitos violentos son jóvenes africanos con pocas esperanzas de que se les permita quedarse en el país.

Uno de ellos fue Anis Amri, un tunecino de 24 años pillado vendiendo pequeñas cantidades de drogas o cometiendo otros delitos menores, hasta que se robó un camión y mató a 12 personas en un mercado de Berlín poco antes de la Navidad. La organización Estado Islámico se atribuyó el ataque.

Ese episodio y una serie de agresiones sexuales atribuidas a extranjeros en el último año parecieron dar la razón a quienes cuestionaron la decisión de la canciller Angela Merkel de permitir el ingreso de un millón de personas que buscaban asilo desde el 2015.

“Buena parte de la violencia que estamos viendo es consecuencia de la política inmigratoria de Merkel”, sostiene Marcus Pretzell, director regional de Alternativa para Alemania, un partido nacionalista que busca un buen resultado el domingo para encarar lleno de bríos los comicios del 24 de septiembre.

El partido ha estado alimentando el temor de la gente en Renania del Norte-Westfalia, donde cientos de mujeres fueron toqueteadas y asaltadas en la víspera de año nuevo en el 2015, generalmente por hombres del norte de África, sin que la policía hiciese nada.

Un niño de 14 años falleció apuñalado durante una pelea en el distrito de Duisburgo.

“Hay una sensación de inseguridad entre los votantes, sobre todo las mujeres, que desempeñará un papel importante en estos comicios”, dijo Ina Scarrenbach, legisladora regional del partido de Merkel, que en esta región está en la oposición pero figura bien en las encuestas.

Arnold Plickert, director regional del principal sindicato de policías de Alemania, dice que la policía y los fiscales no pueden resolver el problema por sí solos, que hay que integrar a los inmigrantes.

“Hay que decir que quien viene a Alemania debe respetar nuestras normas”, sostuvo Plickert. “Y si no lo hacen, habrá que deportarlos”.

Esa es una actitud bastante común en estos días, incluso entre los inmigrantes. (I)

The Associated Press

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